8 NOVIEMBRE 2025

© 2025 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2025
Localizacion
Película El Jurado, de Samuel Theis (2025)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2025-11-08
Referencia
11118

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 100
“El amor es un instinto sexual, aunque no amemos con el instinto sexual, sino con la presunción de otro sentimiento. Y esa presunción es, en efecto, otro sentimiento”. Fernando Pessoa
Martes, cuatro de noviembre de dos mil veinticinco

El otro día vi una película francesa de temática y título engañoso, El Jurado, de Samuel Theis (2025), e iba de una revisión de una condena con jurado en la que el condenado era un chico negro inmigrante, por pirómano. En el último incendio provocado por este muchacho, claramente perturbado, había muerto un bombero.
Mientras esa intrincada trama judicial se desarrollaba, yo solo tenía ojos atentos para una supuesta historia de amor entre un miembro del jurado de 42 años; y una vecina de su barrio o pueblo o lo que fuera de 69. Veintisiete años de diferencia entre ambos, en detrimento de la amante, a un suspiro de la edad septuagenaria, mal llevada, encima.
Claro, por analogía con mi caso, septuagenario también y en misión imposible de encontrar novia, me sentí incómodamente aludido. Las mujeres de menos de 68 nada quieren saber de mí (las de esa edad o incluso más, tampoco).
La película no es nada del otro mundo, simplemente correcta en su realización y de interés limitado en cuanto al desarrollo de la historia central que plantea, que no supe muy bien lo que era, quizá los eximentes penales por enfermedad, la calificación legal de la piromanía compulsiva, o los problemas técnicos o legales de las revisiones de condenas previas. Me daba igual porque a mí lo que me interesaba verdaderamente era el amor en la edad muy tardía, en este caso de una mujer, y el impacto en el núcleo social en la que se desarrolla, la personalidad del hombre y su miedo a afrontar su impostado amor y evidente desamor hacia la vieja (sin eufemismos).
En sí, esa era la auténtica historia de la película, o al menos la que me interesaba; y también al director y guionista, porque ahí estaba contrapunteando todo el desarrollo del juicio como subtrama pero que para mí era la gran trama, porque yo, instintivamente, querría ser el amante de un romance desigual; o, dicho de otro modo, querría tener una novia de 45 años, o seguramente no ¡va, esa improbable situación es una tontería!
La razón: equilibrio y armonía. Puede parecer que estas reflexiones me hacen espantosamente superficial; pues sí, me temo que puedo serlo, pero en el terreno del amor y la atracción no cabe la razón, sino el instinto y otra cosa sería una intolerable represión del deseo y el gusto estético.
Hacia el final de la película se celebra un baile en la comunidad donde viven, en la que se hace pública y notoria la relación entre ambos, que escandaliza a todos, amigos y familiares, como ellos temían (llevaban su relación en secreto, pero ella quería exhibirla a toda costa). Este desenlace perturbó lo que yo creía mis acendrados valores liberales (absoluta e incuestionable libertad personal para tomar decisiones íntimas). De pronto, mi liberalidad se sintió abochornada porque lo que terminó ocurriendo me asustó y escandalizó. Esa pareja expresaba un intolerable desajuste físico y armónico.
La Fotografía: No, las enormes diferencias de edad entre amantes son indeseables e inasumibles, a no ser que tan solo sean coyunturales y breves. Me pondré un ejemplo sencillo para tranquilizar mi conciencia: si a mis 42 años me hubiera echado una novia de 69, ahora, que se me van los ojos detrás de mujeres sensiblemente más jóvenes, tendría en casa a una mujer de 99 años, a punto de ser centenaria. Espeluznante. A pesar de Theis, en cuestiones amorosas, creo en la tradición social y estética: las cosas como han sido siempre, la mujer unos años menos que el hombre, siempre menos . El equilibrio entre hombres y mujeres es así desde el amanecer de los tiempos. De cualquier modo, es como  me gusta el orden amoroso.

Pepe Fuentes ·