9 DICIEMBRE 2025

© pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Fecha de diario
2025-12-09
Referencia
11287

COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 102.2
“España es el país más anormal de Europa”. Jose Ortega y Gasset
Viernes, cinco de diciembre de dos mil veinticinco

 

… En los dos primeros capítulos, se narran los dos hechos clave en la gestación del conflicto: el nombramiento de Adolfo Suarez (la irresistible envidia de Armada no pudo soportarlo) como presidente de gobierno y la llegada a España de Santiago Carrillo. Una vez más la banalidad de la vanidad humana por encima de cualquier otro interés). Casi a la mitad del primer capítulo, empecé a sospechar que estaba frente a una versión para contentar a todos, a costa de no buscar la imposible verdad de una realidad demasiado compleja que a nadie le interesa desentrañar, ni siquiera ahora, después de tanto tiempo.
Los momentos estelares de amistad entre el Rey y Suarez, campechanos y joviales ambos, me parecieron, edulcorados hasta la vulgar campechanía ¡qué majos eran los dos!  (el rey dando sustos a Suarez, detrás de la puerta ¡qué risa!). Se hicieron muy amigos. Sí, ya sé que así lo contó Cercas.
Y más exhaustivamente desarrollado el tortuoso regreso de Santiago Carrillo; por cierto, genialmente interpretado por Eduard Fernández, a partir de una composición del personaje precisa hasta el último detalle, tanto política como caracterológica. Gestualmente impecable, era Carrillo mismo (un hombre a un cigarro pegado).
Tanto abuso biográfico en este caso descompensa el equilibrio del relato, en detrimento de otras partes del complot que habría sido interesante contar, como, por ejemplo, la ausencia del CESID, institución clave por la naturaleza del asunto. Por cierto, sin noticias del papel de los socialistas en el relato y su posible intervención, si es que tuvieron alguna. O estos, como siempre, estaban escondidos y febrilmente ocupados en sus propios intereses y manejos. Las cosas mafiosas se llevan muchas energías y tiempo.
Al otro lado, los militares de entonces, acostumbrados a sentirse clase privilegiada, mimados por el régimen, tanto ellos como la iglesia, por ser los fiadores de la equívoca paz social y sostenimiento del propio Franco. Tantos años de ejercicio del poder solo les sirvió para vegetar perezosamente y fanatizarse entorpecidos por su falta de rigor intelectual y sentido de estado.
A estas alturas, quizá haya que revisar el alcance y sagacidad política del propio Franco. Increíblemente, cincuenta años después, el 21% de los españoles cree que la dictadura fue buena o muy buena. Yo, ahora, prefiero pensar que supo interpretar discretamente el futuro necesario para nuestro país, urdiendo estrategias dispersivas, de camuflaje político para distraer a sus embrutecidos cachorros, tan obcecados con valores trasnochados como el honor castrense, que ni siquiera ellos entendían.
Designó y educó al entonces príncipe para que hiciera lo que tanto íbamos a necesitar. Además de incorporar al final, a su élite dirigente, a personajes como Torcuato Fernández-Miranda, o al propio Suarez, que, a la postre, resultaron claves para hacer posible la Transición. Probablemente, Franco, fue un político de muy largo alcance (maestro del disimulo), y que en su fuero interno sabía lo que necesitaríamos cuando él faltara. Fue listo aquel tipo: el constructor de las clases medias, imprescindibles para entender el progreso y la modernidad de conseguimos alcanzar en tres décadas y media, y que la izquierda habría sido incapaz de hacer… O todo salió por mera casualidad, porque tampoco es seguro que el devenir de España en estos últimos ochenta años sea consecuencia de una cuidadosa y ordenada planificación… No sé, ahora prefiero interpretar a Franco de ese modo,  benevolentemente, sencillamente porque caer en el tópico habitual  significaría que los españoles habríamos sido infinitamente más imbéciles de lo que parecíamos ser…
La Fotografía: Dos de los artífices indudables de la Transición: Suarez y Carrillo, auténticos campeones, ya derrotados (elecciones de 1982), cuando las urnas y el sistema los expulso convirtiéndolos en parias políticos. Ambos sentados en el gallinero del congreso, como integrantes del grupo mixto.

Pepe Fuentes ·