COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 102.3
“El lenguaje político dice Orwell está diseñado para hacer que las mentiras suenen a verdades y que sea respetable el crimen.” Antonio Muñoz Molina
Viernes, cinco de diciembre de dos mil veinticinco
… Si a la delicada situación de tener que liquidar el antiguo régimen y configurar uno nuevo con profundísimas reformas: nada menos que convertir el “esclerotizado movimiento” en saludable democracia, por políticos sin experiencia democrática, el reto era harto complicado. Hay que resaltar la prodigiosa habilidad política del Rey de entonces (demérito ahora), y Adolfo Suárez para liderar la Transición, a la que habría que adjetivar como gloriosa e incorporarla con orgullo a nuestra experiencia histórica. Además de la imprescindible estrategia de Fernández-Miranda, que apenas se subraya en la serie.
Y así, en los siguientes cinco años, después de dos elecciones: 1977 (constituyentes), y la de 1979; aparte de un referéndum para refrendar la constitución; llegamos a comienzos de 1981, el 23 de febrero, día de la intentona golpista, resultado de mucho resentimiento acumulado por las supuestas e imaginarias cesiones que se habían vistos obligados a asumir los militares, según ellos, siempre.
Resulta llamativa en la serie, la inepta incapacidad del estamento militar de aquel momento, para entender en perspectiva el alcance y evolución social, política y económica de su propio país. Despreciaban cómica y esperpénticamente, aunque también furiosamente, su indignación. No podían entender la necesidad que teníamos de ubicarnos en los valores democráticos imperantes en Europa. Nos iba la vida en ello, pero ellos no lo sabían, estaban demasiado centrados en mirarse el ombligo. Por otro lado, y en el colmo de las adversidades, había que enfrentar el ciego y asesino fascismo independentista de ETA (esos hijos de puta asesinos mataban a diario).
La serie ofrece la escenificación del momento del golpe, y, también, momentos en claroscuro de las maniobras de Alfonso Armada para hacerse con el poder a cambio de premios para todos, que no se sabe muy bien quiénes eran, eso pertenece a la intrahistoria del complot que se ha tenido especial cuidado en ocultar.
Hay un momento clave que casi pasa desapercibido: cuando Armada, con el golpe ya fatídicamente en marcha, pretende reunirse con el Rey, y, mientras este se muestra ambiguo, es Sabino Fernández Campo quien lo detiene. Ese es el instante decisivo que hace que el golpe fracase, me parece. Resulta inquietante que pudiera ser todo tan azaroso.
Mientras la acción se desarrolla a ojos vista en el Congreso, hay militares en la calle moviendo tropas (Milans del Bosch) siguiendo el guion de la ridícula representación bufa y trasnochada que conlleva un golpe militar…
La Fotografía: Vista la serie ahora, recuerdo y entiendo la altura de la figura de Gutiérrez Mellado, manteniendo gallardamente su papel y responsabilidad militar, combatiendo a los golpistas. Aunque siempre apoyó a Suárez, probablemente no sintió convicciones democráticas, pero sí que se debía al interés general del país, entendiendo lealmente cuál era su deber histórico.