COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS 102 y 4
“Cada 40 o 50 años España se divorcia de sí misma”. Manuel Vilas
Viernes, cinco de diciembre de dos mil veinticinco
… Llegamos al cuarto capítulo de la serie con el juicio de juicios, donde son juzgados y condenados los tres principales instigadores y actores: Tejero, Armada y Milans del Bosch; con una caterva de militares de alta graduación prestándoles apoyo anímico y moral.
Me llamó poderosamente la atención que, en la catarsis e inmolación final, ninguno de ellos se atrevió a señalar a nadie como máximo responsable. Salvo Alfonso Armada, al que califican de mentiroso, luego algo les había prometido, con fundamento o sin él. Graciosamente, en el interrogatorio, él evalúa la situación con una cita clásica (Campoamor) “todo es según el color del cristal con que se mira», que en este contexto suena a cínico e irrespetuoso sarcasmo.
Una de las posibles interpretaciones, más allá de la delicada situación económica, es que fue provocado por un fatal juego de vanidades y hasta pueril ansia por mantener privilegios por parte de los militares que, ridículamente, invocaban al honor pero que más bien solo tenía que ver con su inestabilidad emocional y temblorosas incertidumbres.
Otra vez la España apática, irresponsable y adormecida, convencida de que, a nosotros, ungidos por una gracia especial (pueblo elegido por Dios), nada nos podía pasar.
Es inevitable que, una situación tan pedestre y española, al menos de su clase política, nos remita a la que ahora padecemos, incomparablemente peor que aquella, que tan solo fue un sainete; mientras que la de ahora tiene un alcance infinitamente más profundo y trascendente y de repercusiones nacionales irreversibles y trágicas (ya nada será igual, será infinitamente peor).
Al menos, aquellos, torpe y cazurramente perseguían un ideal; los de ahora, tan solo, la futilidad de mantenerse en el poder a cambio de estafar a millones de personas; no subrepticiamente con las habilidades del trilero; no, brutal, hipócritamente y sin contemplaciones.
Estos, inmorales, esgrimen sin pudor el arma de la codicia y el chantaje.
Y mientras, todos, adormecidos y perezosos. Confiemos en que, a pesar del deterioro institucional y democrático y el destructivo y sistemático ataque de los independistas-fascistas, no nos aboquen a otro golpe más de los demasiados que sufrimos desde la primera república hasta este último.
Y que no se cumpla la alarmante afirmación de Manuel Vilas: los peligrosos ciclos cincuentenarios de la política española, porque ahora nos tocaría el siguiente divorcio.
La Fotografía: Imagen de archivo del momento de la salida de los diputados secuestrados. La guerra, tan corta (menos de un día) había terminado con una aplastante victoria de las fuerzas del bien. Los “malos” se rindieron incondicionalmente.