CENA RARA 10 y 4
“Los temas que dan miedo infunden sentimientos de culpabilidad. Siempre tienen éxito. El feminismo es uno de ellos. Es un asunto intimidatorio y genera sentimientos de culpa en la población”. Jesús G. Maestro
Sábado, seis de diciembre de dos mil veinticinco
… En los prolegómenos de estas experiencias, siempre, hablamos de las cenas a las que hemos asistido, y de alguna peculiaridad destacable. Yo, como tenía reciente el incidente feminista radical, lo mencioné; y esa mujer, que ya no me acuerdo de cómo se llamaba, dijo que ese era un tema prohibido en ámbitos cordiales con desconocidos. Los temas tabúes nunca los he entendido porque entre personas educadas y adultas, formadas y civilizadas, además de libres, deberíamos poder hablar de cualquier cosa sin altisonancias y sin ofendernos; y por supuesto con el respeto siempre presente. Supuestamente, los asistentes a estos eventos reunimos esas condiciones básicas.
Fue entonces cuando esa mujer, se creció con algo de tensión y dijo alto y claro: -yo, soy feminista-. Otra vez, una igualita a la de la cena anterior, temí.
–Si eres feminista solo puedes serlo radicalmente- añadió.
Todos guardamos silencio y, sobrecogidos, nos apresuramos a cambiar de tema para así ahuyentar peligros y suspicacias. A lo largo de la cena las conversaciones se desarrollaron con desenfado y libertad y se habló de todo, aunque de temas sin potencial polémica dentro; no, obstante, esa mujer permaneció en silencio casi toda la cena.
Las personas aquejadas de convicciones inquebrantables, tamiz por el que pasan todo lo que escuchan, es una suerte que se muestren discretas, como afortunadamente fue el caso.
Cuando salíamos, ella, no pudo evitar acercarse para decirme con desgarro: -hay que ser feministas, porque nos están matando- No hice ni caso a la matizable inexactitud.
Ya está bien de sectarismo y beligerancia hacia los hombres, contra los que ellas, las dichosas feministas, hacen tabla rasa indiscriminadamente. Todos iguales, todos condenables, por el mero hecho de ser hombres. En ellas, siempre prevalece el -yo si te creo hermana-. Creen furiosamente en la desigualdad ante la ley en cuestiones de género. Inconcebible, pero así son las cosas aquí.
Colorín, colorado, este cuento se ha acabado.
La Fotografía: Versión número cuatro del persistente comensal, con gesto de asombro y temor al enterarse de que había una feminista radical en la mesa.