En aquella época fotografiaba compulsivamente; al principio trabajaba duramente ideas y me salían imágenes como estas. Intuí que, probablemente terminaría enredándome en un laberinto de ocurrencias. Decidí cambiar, en aquellos momentos todo el territorio era virgen para mí y yo me sentía un explorador.
…Sigo con los sueños, o más bien alucinaciones, del -cuarto oscuro-. Bien, la exposición, en cuanto a tiempo de toma, abarcaría desde el primer minuto al último de mi actividad fotográfica (tal vez mis primeras fotografías me resulten más excitantes que las últimas). Quizá una muestra así contribuiría a que consiguiera entender algunas cosas que ahora sólo sospecho: primero, que apenas he cambiado, soy desde el principio y hasta ahora el mismo, el que he sido siempre; segundo, sigo viendo las mismas cosas pero con menos claridad y agudeza; y, tercero, la mejor noticia posible: los deseos siguen intactos. Mis fotografías de ahora no son superiores a las de antes, a pesar de que tendría que haber crecido. Pues no, no ha sido así. Seguro. En el tiempo quizá sólo cambien las circunstancias y ciertas experiencias, pero el espíritu y el talento (y su ausencia), siempre es el mismo…
En aquella época fotografiaba compulsivamente; al principio trabajaba duramente ideas y me salían imágenes como ésta. Intuí que así no iba a ningún sitio y que terminaría enredándome en un laberinto de simplezas. Decidí cambiar; afortunadamente, en aquellos momentos, todo el territorio estaba virgen y yo me sentía un explorador.
«Antes tenía ideas. Ahora sólo tengo memoria»
Frase de película La notte (citada por Enrique Vila Matas)
Durante el mes de Octubre, y casi la totalidad de Noviembre, me he dedicado a ordenar e inventariar todas las copias de menos de 50*60 cm. Especialmente todas las procedentes del formato de 35 mm.: 647 negativos positivados, de los que hay un total 1.038 copias. De 120 mm., 195 negativos, con 270 copias realizadas. El número total de copias que he rescatado de cajas olvidadas, para meterlas en otras, que también serán olvidadas, pero que al menos son otras, ha sido de 1.308. El número de las positivadas en 50*60, realizadas después de 1997, triplica, como mínimo ese número; pero esa monstruosa cantidad de material lo reordenaré cuando descanse un poco de este juego estúpido, innecesario y mórbido: sacar del pozo de la desmemoria las pruebas, reordenarlas, y volverlas a arrojar otra vez a la oscuridad. Así se construye el ridículo… Esta es una de las fotografías-prueba de la que, para mi sorpresa, tengo 3 copias realizadas en 1979…
DICCIONARIO IMPROVISADO E INNECESARIO
KITSCH: Hoy Ambrose Bierce no ha venido. En su Diccionario del diablo sólo hay dos palabras que comiencen por K: Kilt y Krishna y de ambas no sé casi nada. Tampoco tengo fotografías que pueda utilizar sensatamente para ellas, así que prefiero traer un término que me resulte más próximo tanto cultural como estéticamente. También vivencial, ya que procedo de una clase social pobre e inculta; tanto la casa de mis padres como las de mi entorno social estaban bien abastecidas de objetos Kitsch. Nunca me sentí atraído por nada que tuviera que ver con esa estética, aunque quizá algunos aspectos del arte Pop que lo bordean me han interesado algo. También la imaginería popular católica tan radicalmente Kitsch puede que tenga algo de gracia. Ah, y por supuesto las manifestaciones festivas populares trufadas de elementos tradicionales como la marcha del orgullo gay, el futbol, la tauromaquia, en fin muchas, muchas cosas, pero voy a parar porque resultará que casi todo lo que fotografío y hago tiene que ver con lo Kitsch.
DIARIO DE REVELADO (digital) SEIS, del veintiocho de Julio de dos mil veinte (martes)
Como dije en el diario de ayer, siempre me ha encantado el viraje azul, quizá porque las primeras fotografías creativas en azul (en aquella época, enmarcadas bajo el título de nueva fotografía española), fueron del que luego fue amigo y después no tanto, Carlos Villasante. Probable y subconscientemente se me grabó a fuego el binomio: creatividad=azul. Luego, también por el poderoso influjo de Carlos en aquella época, creatividad=cloruro de oro (virajes áureos), que tanto he utilizado después; es más, mi primera exposición (1979) fue toda ella virada en esa tonalidad. Lo más curioso y obsesivo del asunto es que, cuarenta años después, sigo dando vueltas a las mismas idolatrías. Tendré que explicarme el porqué de todo esto…
PS: La fotografía de hoy es de 1978: primero, apliqué el virado al Monosulfuro (sepia) y luego una combinación de Sulfocianuro Potásico (Tiocianato) y Cloruro de Oro. Hace tan solo cinco meses, poco antes del advenimiento de mi New Age fotográfica, copié y viré varias copias con esa técnica (pestilente y cara), a la que no creo que vuelva…
El otro día, un conocido de hace mucho años, luego de mi edad, más o menos, que también fotografía y que acaba de colgar un sitio propio en la red, preguntaba qué me parecía su web (supongo que a mí y a trescientos más) y claro, yo que sé (aunque por cortesía aventuré un juicio). Qué importancia puede tener mi opinión (o la de cualquiera) en su equilibrio como actor-creador? Él hace lo que tiene que hacer, y su motivación, la suya, es lo único que debe importarle. Las opiniones sólo pueden entorpecer. A mí también me gusta que opinen (bien) sobre mi trabajo, debe ser porque, en general, nos encontramos muy solos y queremos que otras gentes nos acompañen en nuestro deambular aterido y desorientado. Pero no, no conviene engañarse, lo de cada uno, a los demás, les importa una «mierda», salvo el tiempo que les dure la risa del chiste que les hayas contado. Como esto es una certeza que ha invadido mis entrañas y se encuentra en un estado de metástasis irreversible, no pido opiniones a nadie sobre lo que hago; si alguien me dice que le gusta, yo, inevitablemente, le quiero un poquito, y si no, que le «zurzan con hilo verde«, (que como ya sabéis, es una frase afortunada de mi admirado Javier Tomeo), o ni siquiera eso.























