"VIRTUDES: ciertas abstinencias". Ambrose Bierce
ENIGMA EN CLAVE 49: 7 DIAS x 7 PREGUNTAS IV.
- Piensan siempre en DIOS?.
- Qué piensan del desencuentro entre FE y RAZÓN?
- Piensan que están en poder de la VERDAD?
- Qué piensan de la RELATIVIDAD de los valores?
- Cabe la duda en su infalible sistema ESPIRITUAL?
- Cuando CONFIESAN, piensan realmente que están facultados para perdonar?
- Piensan REZANDO, o rezan PENSANDO? (o ninguna de las dos cosas)
ENIGMA EN CLAVE 49: 7 DIAS x 7 PREGUNTAS VII.
- Creen en Dios… a pesar de su eterno SILENCIO? (el de Dios, claro)
- Creen en la TRANSUBSTANCIACION?
- Creen en los MILAGROS?
- Creen que deben influir e intervenir en el orden MUNDIAL?
- Acaso creen que por refugiarse en su IGLESIA están a salvo del mundo y sus peligros?
- Creen SIEMPRE en lo que dicen?
- Creen que cuando dicen «AMEN» han conseguido dar por terminado algo?
…Y, Hombres sin mujeres, de Haruki Murakami. Después del anterior publicado y leído: Los años de peregrinaje del chico sin color, me dije que descansaría de Murakami. Solo ha necesitado editar el siguiente para que yo vuelva a mis debilidades (sí, porque me gusta mucho este japonés). Consideraré que he descansado tanto como él ha tardado en escribir el siguiente; o en editar, que eso nunca se sabe a ciencia cierta. Se trata de una recopilación de siete relatos. Volveré sobre él cuando tenga algo más que decir. Por el momento, ayer comencé con un relato, Sherezade, y me pareció espléndido. Lo pasaré estupendamente, seguro. Además, para un amante de las mujeres como yo, no podía escapárseme un título como este. –Esta obra seguro que me ayuda a entender mejor los recovecos de mi pasión- me dije. La escritura en Murakami es tan fluida y natural que hechiza y envuelve. Sin darte cuenta estás en el puto centro de una historia y absorto en ella. Eso es magnífico, fascinante e inmensamente placentero. «En ese caso, jamás podría volver a entrar en el húmedo interior de un cuerpo femenino. Ni podría sentir sus útiles estremecimientos. Pero quizá para Habara lo peor, más que renunciar al acto sexual en sí, fuese no poder compartir esos momentos de intimidad con ellas. Al fin al fin y al cabo, perder una mujer consistía en eso. Perder esos momentos especiales que invalidaban la realidad, aun estando integrados en ella: eso ofrecían las mujeres». Haruki Murakami