"Las creencias no se enseñan, se trasfunden". Jorge Wagensberg

Solemne.

«…Un pintor que sólo hace retratos no posee todavía la mayor perfección del Arte y no puede pretender recibir el honor que reciben los sabios. Para ello hay que pasar de la representación de una sola figura a la de varias conjuntamente. Hay que hablar de la historia y de la fábula. Hay que representar las grandes acciones como hacen los historiadores u otros sujetos agradables como los Poetas. Y si subimos todavía más alto hay que, a través de composiciones alegóricas, saber cubrir bajo el velo de la fábula las virtudes de los grandes hombres y señalar sus mayores misterios». A. Felibien (texto fundacional del nuevo concepto de la pintura, 1667)

Esta foto me hace conjurar cierto miedo (no frecuente) a que la fotografía pueda ser un obvio duplicado de una realidad sin ficción.

Adornado con peluca, ancha capa de seda blanca, abierta por delante, amplísimas mangas, cuello de tela dura, abotonado en la parte posterior. Golpea su vara de plata para avisar de la apertura.
Juan E. López Gómez.

Los creyentes se visten con sus mejores galas y muestran sus reliquias y riquezas.

DICCIONARIO IMPROVISADO E INNECESARIO
PROCESIÓN: No sé si me gustan o no. Mi memoria ha respetado la primera vez que estuve cerca de la más importante de mi ciudad. Puede que tuviera tres años. Mi padre me sostenía sobre sus hombros para que pudiera ver por encima de la muchedumbre que abarrotaba la plaza, bajo una lluvia intensa. Sólo guardo esa imagen porque de la procesión no me acuerdo. Sin embargo, sí recuerdo nítidamente, la emocionante sensación de estar aupado y protegido por mi padre en un escenario extraño para mí. Tuve muy poco contacto físico con mi padre y compartimos muy pocas vivencias. Luego, a lo largo de los años, he frecuentado en muchas ocasiones la misma procesión, eso sí, nada que ver con la fe que la origina (carezco de esa supuesta virtud) y sí con interés antropológico, sociológico, fotográfico e incluso «artístico». Un par de veces he ido dentro, junto con los procesionarios, fotografiando, y como me gusta mucho la notoriedad y la exhibición, pues nada, tan contento caminando por el centro de muchísima gente. Otras, en la mayoría de las ocasiones, la he fotografiado desde una orilla, en una acera como todo el mundo. Lo cierto es que casi siempre me hace gracia y suelo pasarlo bastante bien observando algunos de los aspectos esenciales de la naturaleza humana. Pues eso. Y ahora Ambrose Bierce: PROCESIÓN: Reunión de idiotas confirmados, que no han cultivado el sentido del ridículo.