El pecho de Andy (Warhol)
Les hice esta fotografía para su cartel de promoción, pero no estuve a la altura de su originalidad, porque evidentemente ellos tenían que haber recurrido a un fotógrafo pop (por la asociación con Warhol), tipo Ouka Leele o Pérez Minguez, o yo me tenía que haber enterado mejor del asunto, caracterizarlos convenientemente y, desde luego, presentarlos en technicolor y no como apariciones mistéricas emergiendo de un claroscuro agónico. Sin embargo, creo que quedó mejor la portada de su primer disco, también fotografía mía, aunque no para ese propósito: nunca se me han dado demasiado bien los encargos (ver diario del 28.05.200. En fin, creo que a todos nos dio igual el resultado (fue gratis para ellos, que no para mí), y el grupo no tardó en desparecer (como casi todos).
EL ARROZAL
Camino por el límite
de un país desierto
que rompe mi razón
con reflejos de plata
No impedirás
que el arrozal
invada alguna vez
el mar….
También hay gentes que se agrupan para dar cauce a su creatividad. Cuando les da por juntarse para hacer lo mismo, cada uno aporta un matiz diferente a un mismo propósito y suele ser ¡muy bonito! Es una excelente excusa para pasar agradables veladas, aunque en esos momentos empiecen a urdirse las razones de las rupturas, pero nadie se de cuenta: están ilusionados. Hace años me pidieron que fotografiara a un grupo de música pop, o rock o lo que fuera (nunca se me han dado bien los matices de la música popular). Lo más curioso que recuerdo es el nombre: El pecho de Andy, sí de Andy Warhol. Era un gran nombre para un grupo; manejaban una fotografía del pecho del artista cosido por cicatrices (sufrió una desgarradora agresión, creo). Nunca supe la extraña relación de esos chicos con el tórax de Warhol, terriblemente herido. Eran buenos, pero por desgracia efímeros. Sus letras y música eran magníficas:
VUELO NOCTURNO
La sombra viene lívida,
vuelo descorriendo la oscuridad.
Mis ojos estallaron,
tras una enrojecida velocidad.
las últimas palabras que acaricié escuchar,
flotan, en esta dulce nada flotan,
en la dulce nada flotan.
No podrá arañar mi piel,
con sus heladas uñas nunca más,
el cielo es, una perla hueca…
LOS MIOS.
Sí tengo que ver con ellos. Nos hemos acercado y profesado cierta confianza. Algunos fueron amigos que se perdieron en el tiempo; otros resultaron encuentros breves y ocasionales; los menos, continuamos frecuentándonos, pero de forma cada vez más blanda, como nuestras carnes.