"Y como pesa el mar. Y sobre el mar, el cielo" Miguel de Unamuno
“Y como pesa el mar. Y sobre el mar, el cielo”. M. de Unamuno
Contemplando la infinitud celeste de un mar parejo vasto e inabarcable….
Cristina Peri Rossi
Mar y mar.
Cristina Peri Rossi
Ayer mismo terminé una novela Negra (en realidad fue hace un mes, pero da igual ayer que hace diez años), Deja en paz al diablo, de John Verdon. Ha sido un maratón de tres novelas de este estilo o género leídas en tiempo record, de distintos autores: Mankell, Nesbo y Verdon. Todas buenas, pero demasiado parecidas; los buenos son muy buenos y los malos muy malos. Y todos muy, muy listos. Descansaré de estas largas, aunque entretenidas, lecturas. Exigen demasiado tiempo. Y, además, todas acaban igual: después de un retorcido itinerario, repleto de trampas y sorpresas, al culpable siempre le alcanza su aciago destino, o el bueno, que viene a ser lo mismo. Sí, ya sé que todo depende de cómo se cuenten las cosas, más que de las cosas en sí mismas, pero no sé, no sé. No obstante, seguro que vuelvo a caer en la tentación. Como autores literarios, el más interesante, Mankell; Nesbo el de mayor dinamismo, el más cinematográfico; y el más intrigante, Verdon, aunque plagado de trampas (todos echan mano de ellas). Si vuelvo sobre alguna de las novelas de este género, lo haré con alguna de John Verdon. Su protagonista, Dave Gurney, es un tipo que me cae bien, quizá más que Wallander o Hole, aunque probablemente solo sea porque es el más reciente y porque dice cosas que me parecen sugestivas y que me conviene saber: «Un hombre sabio le había dicho en cierta ocasión: La rabia es como un boya en la superficie del agua. Lo que crees que te enfada es sola la punta del problema. Has de seguir la cadena hasta abajo para ver a qué está enganchada, qué la mantiene en su lugar». John Verdon.