"En los ojos está la identidad de una cara". Antonio Muñoz Molina
Domingo: quinto día de viaje. Domingo. La religiosidad étnica o popular, no sé muy bien dónde está la diferencia en este caso, no daba para mucho; decidimos deambular por los alrededores. En una especie de autobús reconvertido en bar, tonteaba con mi cámara fotografiando a gente más o menos disimuladamente. Este chico seguía mis afanes y decidió solidarizarse con mis esfuerzos. Me pidió que le fotografiara; se llamaba Antonio y se entregó al retrato sin reservas. Cuando eso ocurre casi siempre funciona. Se incorporó a la comitiva y volvimos juntos a Sevilla: la modelo, Antonio y yo. Allí nos despedimos.
…Un día cualquiera de este verano, no recuerdo cuál, volvía subiendo la empinada cuesta de lo que fue el territorio de Balmaseda con Charlie Brown cuando le divisé bajando hacia la que fue su casa. Primero vio a Charlie que corría por el sendero empedrado e intentó que se le acercara, pero Charlie le evitó rodeándole a una cierta distancia. Cuando llegué a su altura me preguntó si no tendría un perrito para él porque se había quedado viudo y se sentía muy solo. Le dije que no, claro. Él no me conoce, ni me ha conocido nunca porque siempre ha sido un hombre ensimismado. A continuación comenzó a contarme quién era, o mejor, quién había sido. Le aclaré que sabía quién era, que le conocía desde hacía muchos años. No hizo caso. Siguió relatando una larga lista de agravios de la ciudad hacía él (le despidió el Ayuntamiento como barquero) y, sobre todo, le dolía no haber sido reconocido como su obra merecía. Antonio Balmaseda ya no era un hombre vivo, sino tan solo una memoria deshilvanada, rota, inconexa y desconectada del presente. Su discurso era: he sido, he hecho, me han hecho, me han quitado…Le consolé como pude, pero era igual, no escuchaba, y tal vez ni siquiera oía. Después de separarnos ya no recordaría que había terminado de hablar con un desconocido que se empeñaba en ser un conocido. Sin embargo, su retrato de hace más de tres décadas está colgado en una pared de mi casa, forma parte del mural de los noventa. Él nunca lo sabrá.
Sobre la necesaria introspección:
Relámpagos de lucidez, de Javier Recas.
- “Que la afectación no maquillé tu reflexión”. Marco Aurelio
- “El que no recuerda sus sueños ni siquiera se conoce a sí mismo”. Antonio Machado
- “Las debilidades dejan de ser dañinas en cuanto las conocemos”. Georg Chistoph Lichtenberg
- “Es fácil ser profundo: basta dejarse invadir por las propias taras”. Emile Cioran
- “Una virtud tiene que ser invención nuestra, personalísima defensa y necesidad nuestra: en otro sentido es meramente un peligro”. Friedrich Nietzsche
- “El hombre puede aspirar a la virtud. Y, no puede, razonablemente, pretender hallar la verdad”. Nicolas de Chamfort
- “El pesimista debe reinventarse cada día nuevas razones de existir: es una víctima del «sentido» de la vida”. Emile Cioran
- “Nos resulta fácil olvidar nuestras culpas cuando somos los únicos en conocerlas”. François de La Rochefoucauld
- “El hombre íntegro, desengañado de todas las ilusiones, es el hombre por excelencia”. Nicolas de Chamfort
- “Me estudio a mí mismo más que cualquier otro asunto. Es mi metafísica. Es mi física… Las ofrezco como lo que yo creo, no como aquello que debe creerse. Lo único que me propongo aquí es mostrarme a mí mismo”. Michael de Montaigne.
- “Lo he dedicado al interés particular de mis parientes y amigos, para que, una vez me hayan perdido, cosa que sucederá muy pronto, puedan encontrar algunos rasgos de mis costumbres e inclinaciones”. Michael de Montaigne.
- “Retírate en tu interior, pero primero prepárate para acogerte”. Michael de Montaigne.
Sobre los otros, nuestra eterna referencia, para bien y para mal:
Relámpagos de lucidez, de Javier Recas.
1. «Mi amor propio ha perecido en el naufragio del interés que abrigaba por los hombres». Nicolas de Chamfort
2. «Un tonto sigue siendo hasta el final un tonto, y un zoquete, aunque esté en el paraíso y rodeado de huríes». Arthur Schopenhauer
3. «Quién sigue a otro, nada sigue. Nada encuentra; más aún, nada busca». Michael de Montaigne.
4. «No hay nada que necesite tanto de reforma como los hábitos de los demás». Mark Twain
5. «Es tan fácil engañarse a uno mismo sin darse cuenta como difícil engañar a los demás sin que se den cuenta». François de La Rochefoucauld
6. «Amor: locura que se comete al tener demasiada buena opinión de otro antes de saber nada de uno mismo». Ambrose Bierce
7. «Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen». Baltasar Gracián
8. «No debemos discutir la opinión de ningún hombre…pues ofender a la gente es fácil; mejorarla, difícil, cuando no imposible». Arthur Schopenhauer
9. «La última cosa que yo pretendería sería «mejorar» a la humanidad». Friedrich Nietzsche
10. «Estar con alguien verdadero es casi un milagro». Antonio Porchia
11. ¡La doctrina de la igualdad!… Pero si no existe veneno más venenoso que ese». Friedrich Nietzsche
12. «Hay que apartar de nosotros el mal gusto de querer coincidir con muchos». Friedrich Nietzsche
UN POCO MÁS SOBRE LO QUE DIJE AYER… probablemente, se me ocurre, la fotografía como soporte y técnica no tenga demasiada importancia y casi todo dependa de lo que se muestre y la textura emocional del acabado. El mosaico de veinticuatro caras apretadas unas junto a otras, latiendo y asomándose a la ventana del visor, luego a la copia visible, y el hecho que sean esas y no otras es lo sustancial en esta idea. Sí, que estén reunidas, y contenidas en un espacio cerrado compartiendo una ficción por obra de mi voluntad, que a su vez es consecuencia mágica del azar que hará que sea una «obra» insustituible e irrepetible. Quiénes son y por qué están ahí ? Ese es el asunto que, por supuesto, no debe saberse nunca, porque entonces dejaría de ser una «obra» plástica irrepetible para convertirse en un documento insustancial. Como acción estrictamente fotográfica es casi irrelevante, sin embargo, como hecho deseablemente «creativo» es soberbio y lo es gracias a que sus vidas coincidieron conmigo y mi Mamiya durante un rato fugaz y a que sus caras van a quedar ahí, fijadas y juntas. Es un modo de sentir una cierta omnipotencia.