"Mi cuerpo y mi destino/Que acepto/Eso es todo". José María Álvarez
Hay un matiz de fatalismo en esta fotografía. No me parece que la pareja fotografiada vaya en alguna dirección… Por otra parte, qué falta podría hacerles avanzar en un sentido definido y «correcto». Cuál es ese sentido, por y para qué? No supe si estos podrían ser pareja o no, y además carece de importancia que lo sean. Este mes, cuando he mostrado a hombres y mujeres solos, todos ellos ambiguos (por esa importante razón me gusta tanto fotografiarles), más o menos he encontrado las palabras que me sugerían, sin embargo, estos últimos días, con supuestas parejas, me siento perdido. Llevo más de la mitad de mi vida viviendo en pareja y todavía no consigo saber del todo dónde están las claves. Tengo indicios, sospechas, impresiones; sé que una mal construida te mata, a no ser que te largues antes, y que otra, mejor concebida, te remite al esfuerzo permanente para no languidecer triste y mediocremente.
Estas dos mujeres son algunas de las que
fotografié aquella tarde.
Después de nueve días de hombres solos
y nueve de mujeres solas,
ahora,
desde el otro día y hasta
final de mes:
parejas;
ocho de hombres
y ésta, de mujeres.
En este asunto de la reivindicación gay
siempre se hacen más presentes
los hombres y no sé por qué.
Quizá porque lo tienen más
difícil.
Yo sé poco de todo eso,
posiblemente porque no consigo tener una
–idea del mundo en la cabeza–
(según Rafael Chirbes, para hacer algo bien hecho,
tienes que tener una idea del mundo en la cabeza).
Creo que no le leeré más,
porque yo, idea,
ni siquiera del mío.
Son las ocho de la mañana, enciendo el ordenador y me encuentro con la noticia del suicidio de David Foster Wallace, con cuarenta y seis años. Al alcance de la mano tengo Entrevistas breves con hombres repulsivos, que publicó en 1999, a medio empezar. Los hombres de talento como él no deberían morirse nunca y menos suicidarse, o al menos, él no debería haberlo hecho de forma tan abrupta estéticamente: se ha ahorcado. Quizá el hecho de matarse fuera parte de su equilibrio y de su razón de ser; o si no hubiera sido un potencial suicida, tal vez no habría escrito como lo hizo, brillantemente. Prefiero no seguir por estos derroteros; sé poco de sombríos rincones, vértigos trágicos y almas atormentadas. Quizá estos finales violentos sólo sean esplendorosos y artísticos portazos; finales de representación teatrales y efectistas. Al fin y al cabo representamos y actuamos constantemente y ¿quién quiere un papel de viejo? Envejecer, para qué. Ah, y esta pareja, ocasional o estable, o simplemente coincidentes accidentalmente en un negativo en mi vieja cámara grande, nada tienen que ver con Foster Wallace; aunque sí Foster Wallace con ellos.
No hay amigos: hay momentos de amistad. Jules Renard
Capítulo IV: …QUE TRATA DE LOS QUE FOTOGRAFIÉ DE DOS EN DOS, y que comenzaré con una cita de la misma autora de ayer, Yasmina Reza: «…qué error fatal poner el amor en el centro del matrimonio, amor y matrimonio no tienen nada que ver, amor y familia no tienen nada que ver, los sentimientos entre un hombre y una mujer, dentro de ese dispositivo, sólo pueden esfumarse». Obviamente, poco o nada tiene que ver el asunto del matrimonio con lo que ocurría esa tarde a pleno sol (o sí), pero la oportunidad de la cita está en mantener una cierta continuidad literaria, en el hecho de que los fotografiados sean dos y en el hecho de que todo este asunto del mes tiene que ver con la sexualidad, y en el matrimonio la debe haber, seguro, aunque lo que no tengo tan claro es que haya erotismo y excitación. No sé. Bueno, a lo que iba, aquí hay dos, mañana habrá otros dos y pasado también…
NADA QUE ESCRIBIR IV… La lógica dice que hoy tendría que incluir una foto de un paciente pescador, pero una que tenía ya la utilicé y como no puedo utilizar la misma fotografía para dos días de diario, pues nada, que no, que no puedo establecer esa obvia asociación. Tampoco me importa porque nunca me ha gustado el hecho de pescar en las orillas. La satisfacción siempre depende de que un estúpido pez pique, un pez al que ni siquiera ves. No, nunca he entendido la gracia. Aunque quizá se parezca mucho al hecho de fotografiar en plan flâneur que es un modo de pescar, pero este es al menos un ejercicio activo, luego más disfrutable, me parece. Así pues, la foto de hoy, de pesca, pero entre humanos que me parece más excitante, con sentido o sin él. «Para quienes pescan por placer, el mejor pescador no es el que captura más peces, sino el que más disfruta pescando. El sentido del juego es que el juego no tiene ningún sentido». John Gray