"Un silencio de muerte flota sobre la regia comitiva…". Álvaro Mutis.
Neptuno: fue un príncipe de la raza de los Titanes, hijo de Saturno y hermano de Júpiter y Plutón. Le tocó en suerte reinar sobre el mar, las islas y todos los lugares marinos. Jardín de La Granja. Segovia.
Me gustan los jardines porque en ellos la vida,
desangelada y cálida, muriente, se demora
como las aguas, blancas, espesas, en las fuentes.
Felipe Benítez Reyes
Espléndidos jardines, algo decadentes por ser de otro tiempo…
LA MELANCOLIA. Los jardines, escenarios de ficciones melancólicas, se han ido alejando de mi mirada, aunque siempre los tendré guardados amorosamente en mi memoria. No creo que, a pesar de que ahora no los busco, pueda resistir la tentación de perderme en ellos siempre que me salgan al paso.
Domingo: descanso de no hacer nada. Uno de mis escritores de culto, Vila Matas, en su Dietario voluble (¿cómo no iba a interesarme un libro con ese título? Esto es lo mismo, con menos importancia literaria, pero fotográficamente incomparablemente más surtido; aunque sólo sea porque Vila Matas, no fotografía, que yo sepa) escribe: «Nada me parece tan plúmbeo como los domingos…» Más adelante, también dice: «En los domingos, por ejemplo, hasta respirar se convierte en un lamento. Y es que en los domingos uno siente que han dejado de existir las relaciones entre las personas y las actividades de cualquier tipo». No comparto todas las sensaciones con Vila Matas, ni mucho menos: a mí los domingos me encantan, precisamente por las mismas razones que no le gustan a él.
Me gustan los jardines
porque son como símbolos de una vida más lenta…