"Se trata de fotografiar la útil certeza de nuestra fragilidad". Arturo Pérez Reverte
Fotografié instintivamente, sin ser completamente consciente. Nadie, ni ellos ni yo, sabíamos que estábamos creando una imagen bella y sugestiva, solos, cada uno solo con su tarea de ese momento, que apenas duró un magnífico instante. Estos hombres, sin saberlo, han compuesto una imagen que ilustra perfectamente la capacidad que posee la fotografía para apropiarse de la belleza que sucede en unos segundos; son ellas y sólo ellas, por sí mismas, quienes actúan al margen de todos los propósitos y naturalmente del fotógrafo.
Comprendo que las personas normales son personas normales, lo que no comprendo es por qué huyo de las personas normales.
Antonio Porchia
…El día dos de este mes dije que no habíamos ido a la distante ciudad, pero no fue así: fuimos. Este diario, casi siempre, es un mecanismo que altera el orden sucesivo de los hechos y del tiempo. En el largo viaje nos acompañó una hermosa y brumosa luna, siempre a la derecha según íbamos. Apenas cruzamos palabra porque la somnolencia nos aplastaba contra los asientos. Llegamos poco antes de las siete de la mañana. Iniciamos la dura ascensión hacia las zonas altas de la ciudad, entumecidos y helados; aunque la belleza de la ciudad y el ruido de tambores lejanos nos zarandeaban con impaciencia. Pequeños grupos de gentes se movían silenciosamente en direcciones contradictorias. Otros se agolpaban en las aceras y esperaban…
Las veces que me comprendo un poco, comprendo menos a los demás.
Antonio Porchia
CASI TODOS LOS LIBROS (últimos)…A propósito de Jesús, es el hombre que encarna la máxima y gran literatura posible por ser la más extravagante historia jamás contada, ya que consigue hacer de un hombre mortal normal nada menos que un Dios, y que el mundo lleve dos mil años creyéndolo sin sombra de duda, salvo los disidentes que no nos lo creemos en absoluto. Bien, pues precisamente en estos días en los que estamos inmersos en la conmemoración circense anual del circo original que montaron los judíos (con la colaboración necesaria de los romanos), sería pertinente leer una de las obras que tengo en la sala de espera: El evangelista, de Adolfo García Ortega. La historia cuenta las revueltas en Jerusalén que terminaron con la ejecución de los cabecillas, entre ellos el llamado Yeshuah el Visionario, cuya historia se escribió años después, y aquí seguimos, con lo mismo, y con un Papa argentino (idóneo por la idiosincrasia de la argentinidad) mandando en todo ese mundo fantásticamente literario. Estamos arreglados. Me gustaría leer esta biografía novelada cuanto antes…
CUANDO SUENAN LOS TAMBORES, en Cuenca.
Desde hace bastantes años, intermitentemente, me acerco a Cuenca cuando las gentes se visten con túnicas y sacan los tambores a la calle. No sé por qué lo hacen ellos y tampoco por qué lo hago yo. Quizá sea por el eterno y sospechoso propósito de buscar, tan fotográfico. Dirijo mi mirada y mi objetivo hacia las gentes esperando encontrar algún tipo de esencia no revelada, especialmente en estas ocasiones donde se juntan muchos para hacer algo que no suelo entender. En esos confusos y ruidosos escenarios me resulta casi imposible abrirme paso entre el marasmo de lo previsible, de lo sabido. A pesar de mi afán, solo percibo tediosa tradición y animoso populismo. No tengo nada que ver con esas gentes, con tambores o sin ellos. Esta fotografía es de hace diez años. En ella aparece un hombre que toca el tambor porque se siente impelido a ello, o simplemente porque, con una túnica que se pone una vez al año, le gusta mucho tocar el tambor, hacer todo el ruido de que es capaz y sentirse parte de algo. Con ese presupuesto no encuentro el modo de descubrir nada. Me parece…