"Tengo la impresión de que todo el mundo es más joven que yo". John Banville
EL MUNDO GAY O LA INCERTIDUMBRE XII. Que no, que no consigo centrarme y ponerme interesante con el tema Gay. Otros años me ha salido estupendamente, creo recordar, y he elaborado diversas teorías, todas ellas en positivo, cómo no. Pero este año estoy seco, quizá porque se me han muerto más neuronas de lo normal (Naty dice que solo me queda una y que está desorientada). Así que la declinación del mes la haré, sobre todo, con fotografías que me gustan, como la de este avisado perrito que se dio perfecta cuenta de mi anunciada impotencia y me miró como si fuera sospechoso de retraso mental o algo parecido…
EL MUNDO GAY O LA INCERTIDUMBRE I. El mes pasado fueron los Creyentes, saturados de certidumbres intangibles; este mes, otros Creyentes, que lo son de las percepciones sensoriales, sensuales, mundanas y hasta hedonistas. Muy distintos unos de otros y hasta probablemente antagónicos en el fondo de sus corazoncitos. Aparentemente unos son inflexibles y los otros, los de este mes, tolerantes; aunque eso solo es una apreciación ya que no sé lo que se cuece por dentro. De cualquier modo, la expresión y manifestación de los que habitarán mi diario la mayor parte de este mes denota tolerancia y ganas de vivir y dejar vivir. La inabarcable muchedumbre que se reunió en torno al evento hizo que me preguntara si los heterosexuales existimos todavía, o somos una rara especie en vía de extinción de difícil avistamiento…
EL MUNDO GAY O LA INCERTIDUMBRE XXV. No tengo más que decir sobre la manifestación de los Gays con orgullo y de todos aquellos que se sentían sensibles a la causa, o no y simplemente querían reír y bailar, o ligar, tal vez ligar, que es una opción genial. Terminaré, no sin antes decir, que fue la celebración más aburrida de los últimos años. Hoy, mañana y pasado, incluiré unas citas extraídas de la obra de John Williams (El hijo de César: carta de Octavio Augusto a Nicolás de Damasco 14 d.c. nueve Agosto): «Yo he amado a muchos hombres, pero nunca como he amado a las mujeres. El amor de un hombre por un muchacho es una moda en Roma…». En esa carta, Octavio, además de tratar cuestiones de estado y personales, también se sincera sobre aspectos que tienen que ver con la edad y el deseo, que tanto me resuenan…