Desde el primer viaje al último, siempre juntos…
Fue la primera fotografía que te hice, luego, muchas más, en el tiempo. Todavía no sabemos como acabaremos esta experiencia; que textura tendrá tu piel, que vivencias habrá en tu mirada, y sobre todo, cómo mirarás al espejo del objetivo, y cómo te veré yo detrás.
Contestación de Gabriel a mi carta de ayer: «Y por favor, deja de hacer inventario, no es tiempo todavia. Yo te aviso cuando puedes empezar…».
Naty, hace unas noches, en la última conversación diaria antes de irnos a dormir, me animaba diciéndome que no, que no era cierto lo de mis derrotas, que era una distorsión más con la que me adornaba; que había ganado una de las batallas más difíciles de librar: la de la coherencia. Sonreí incrédulo; pero me sentí consolado. Aunque, lo que más me importaba era sentir su presencia en mi vida, porque yo, de coherencia, no entiendo absolutamente nada.
…No quiero terminar esta crónica del festín fotográfico que me di la mañana del trece de Julio, sin hablar del autor más importante para mí de los tres que gocé esa mañana, y que, obviamente, fue Harry Callahan. La razón es, sencillamente, por los múltiples ecos y resonancias que me provoca y la admiración que siento hacia su mirada y su manera de fotografiar. Su indagación en todo lo que le rodea y la forma en que sustancia su mirada en imágenes sugestivas, literarias, poéticas. Pero, sobre todo, en su longitud de onda, en su alcance, siempre misterioso, que tiene mucho que ver con una epifanía o transustanciación de lo aparentemente «real». Sentido fotográfico en estado puro. «La fotografía es una aventura así como la vida. Si un hombre desea expresarse a través de la fotografía, definitivamente tiene que comprender su relación con la vida». Harry Callahan.