"Le acongojaba la ceguera de las estatuas". Juan Antonio Masoliver Ródenas

«En España, un Van Gogh habría sido una aparición natural; en Francia, hay algo apocalíptico. El estremecimiento orgiástico no entra en los mapas del espíritu francés, que se ha definido por oposición al fondo del hombre y a los oráculos del alma, pero demasiada decencia conduce a una sensación de esterilidad y anquilosamiento». E. Cioran (De la France, 1941)

BERLÍN (del cuatro al nueve de agosto de dos mil quince). Foto 12
El primer día en Berlín fue muy intenso. Caminamos mucho y fotografié con la misma ilusión que Charlie corre por el campo persiguiendo conejos fantasmales a los que nunca consigue alcanzar. Pero es feliz, o al menos lo parece (mueve mucho el rabo y contorsiona un poco el cuerpo). Lo mismo me pasa a mí, aunque no me contorsiono. Corro y corro a la caza de la fotografía perfecta, la que diga y me diga; la que explique y me explique. A veces cobro presa como la de hoy. A Charlie aún le queda mucho por correr para cazar algún conejo. El problema que tendremos ambos cuando Charlie consiga su conejo es saber qué hacemos con él, como yo ahora con esta fotografía cobrada después de mirar y mirar. Se lo preguntaré a Charlie a ver qué opina…

…«Viajar no quiere decir solamente ir al otro lado de la frontera, sino también descubrir que siempre se está al otro lado». Claudio Magris. O no, y eso es un riesgo: viajar y experimentar la extrañeza e indiferencia que también puede provocar el lugar de llegada.«Otros lugares se cierran en un opaco silencio y el encuentro fracasa; también el viaje, como toda aventura, está expuesto a la derrota y a la esterilidad. Y esto sucede porque el viajero por ignorancia, soberbia o acidia no encuentra la llave para entrar en aquel mundo, el vocabulario y la gramática para comprender aquella lengua y descifrar aquella cultura.» Claudio Magris. O simplemente por incompetencia o ceguera, como a veces me ocurre a pesar de que me aplico con juvenil entusiasmo: que no llego, no llego, no llego…

DIGRESIÓN CUATRO. Adults in the Room (Comportarse como adultos). Francia (2019). Guion: Costa-Gavras (Libro: Yanis Varoufakis). Dirección: Costa-Gavras. Intérpretes: Christos Loulis, Alexandros Bourdoumis, Ulrich Tukur, Josiane Pinson, Valeria Golino, Daan Schuurmans, Christos Stergioglou, Themis Panou.
Recuerdo que en el verano de 2015 seguí la crisis de la deuda griega con la CEE con cierto interés y enfado. Debió ser porque lo hice como si fuera alemán (“manda huevos”). En un momento dado, en el Consejo del Eurogrupo donde se negoció la deuda griega, uno de los integrantes (del norte, seguro) escribe en su block de notas: Pigs (cerdos): Portugal, Italy, Greece, Spain. Unos años después siguen pensando lo mismo. Y seguirán. Somos el arco mediterráneo o latino: muy deficientes gestores. No sé qué nos pasa a los “cerdos”, según aquel tipo, pero somos incapaces de la sensatez en política económica y hasta en cualquier otro aspecto. Ahora, Portugal se está definiendo paulatinamente como atlántico y así le salen mejor las cosas. Me siento un poco harto del desorden que nos tiene permanentemente intranquilos y en estado continuo de crisis. La película en sí resulta didáctica y sumamente entretenida, aunque algo reiterativa (sobra media hora de metraje). Y molesta, en el énfasis exaltante de la “brillantez” del ególatra Varoufakis y de su look y estilo que, de puro “moderno”, resulta estomagante por obvio (se le nota mucho que vestía de “marca”). Eso sí, a pesar de que la mochila era un complemento significativo de su indumentaria (compartida con Iglesias, nuestro Podemita local), el griego resultaba bastante más estiloso y sofisticado. El de aquí, con sus camisas de cuadros arremangadas y su casi segura caspa en la coleta, es de una cutrez insufrible. Y, por lo que sé o adivino, su formación en ciencias económicas seguro que está a años luz del griego ¿Por qué me ocupo de estas frivolidades? Porque me temo que, dentro de un año o dos, nuestra situación será considerablemente peor que la griega en dos mil quince. Miedo me da. Y sin un Varoufakis tan resultón que se haga el listo en Europa (y sin un Tsipras). A Costa-Gavras le gusta la izquierda desde siempre y se le nota. Pero, como es un cineasta muy estimable, es capaz de disimular con elegancia y contar una historia con buen ritmo y hasta con intriga, nada fácil si tenemos en cuenta que está centrada en una ardua negociación económica. Sin embargo, queda bastante clara la desfachatez de los (o habría que decir las) “podemitas” griegos al pretender que la CEE les financiara su insensatez, su incompetencia, su irresponsabilidad y su “revolución” popular; poniendo, además, encima de la mesa de negociación, argumentos tan peregrinos e inapropiados como la legitimidad de unas elecciones locales y la dignidad del pueblo, que son demagógicos, maniqueos y mesiánicos. No asumían algo tan sencillo como que las deudas hay que pagarlas. No les sale bien, no podía salirles bien, pero al menos todavía se mantienen en el Euro, eso sí, a costa de defraudar el resultado de un referéndum propio. Esas gentes neoizquierdistas siempre están dispuestas a hacer trampas, por las buenas o por las malas.

