Desde el último viaje al primero, siempre juntos…
…Llegó lo que parecía lejano al principio, el último día, doce de agosto. Por la mañana paseamos por la ciudad, dejando pasar lentamente el tiempo. Caminaba encantado con la atmosfera grisácea y la suave temperatura con la que había amanecido el día. Fueron unos momentos perfectos, no arrastraba la molesta impedimenta diaria. Solo llevaba la vieja cámara pequeña colgada del hombro. Mientras, Naty, se quejaba lastimosamente del frío intenso que sentía (veinte grados centígrados para ella es casi un ambiente polar). Naturalmente caminaba abrigada y maldiciendo el tiempo horroroso que soportaba. Así son las cosas. Incomprensibles, a veces. Finalmente todo acabó bien. Llegamos a nuestra casa en la madrugada del día siguiente. Fin de la muestra diaria de algunas fotografías realizadas en un viaje corto y otro un poquito más largo.
Me gustan mucho las voces de Antonio Porchia:
«Comienza la vida triste con el deseo de lo bello». Antonio Porchia
Era un domingo por la tarde de Noviembre. En aquella época nuestros domingos puertas a la calle, (ahora son más bien tiempo residual del resto de la semana). Esta fotografía te la hice después de un paseo tranquilo y otoñal, la luz y los haluros jugaron a mi lado y tú estuviste magnífica en esa actitud concentrada y enigmática. Para mí es uno de mis mejores retratos.