Sin exhibición no hay sexo y sin sexo no hay nada…
…Mi manía por lo fotográfico hizo que viajara hasta la capital, me arrastrara por sus calles a cuarenta grados e incluso cogiera un metro y hasta un taxi. El objetivo era la exposición de Annie Leibovitz y luego la de Gilbert Garcin. Ambos, autores muy teatrales. Me interesan mucho las representaciones fijadas en soporte fotográfico; debe ser porque si juntamos varias expresiones en una sola, a lo mejor conseguimos que el conjunto sea digno de atención. Intentaré recordar mis sensaciones ante la obra de la Leibovitz…
COLECCIÓN DE MISCELÁNEAS
UNA: Sobre la homosexualidad.
No me preocupa la homosexualidad (me ayuda que no lo soy), luego no suelo pensar en ella más allá de la indignación que puede provocarme cualquier trato discriminatorio hacia personas de sexualidad distinta a la de los descerebrados que reaccionan agresiva e injustamente. La reacción ante cualquier decisión y ejercicio de la libertad personal sin daño para nadie es, sencillamente, abominable. Tanto o peor que el racismo, pero de cualquier modo del mismo rango moral.
“Roma organiza simbólicamente un gran número de dispositivos según la dicotomía pasivo-activo. La actividad es positiva; la pasividad, negativa. De ahí que la homosexualidad no sea ni buena ni mala en sí, pero es condenable para el que desempeña el papel pasivo y defendible para el que desempeña el papel activo. Se absuelve, pues, al sodomita, pero no al sodomizado, al que goza de la felación, pero no al que la realiza…» Michel Onfray (Sabiduría)
LA FOTOGRAFÍA: Una vez comprobada la hipocresía romana en cuanto a los valores de la práctica homosexual, que, de cualquier modo, no es tan apestosa como la moral judeocristiana en este aspecto (y en casi todos); nada tengo que decir sobre la fotografía, salvo que me gusta.
ARTICULOS DE OPINION EN PRENSA, O COMO EN “La Tercera, de ABC” HAN RECALADO ALGUNOS PALADINES DE LA AUTOAYUDA. La Amistad y las Risas, y 4. Si a la amistad unimos el –buen humor- (no sentido del humor a secas, sino buen humor, que quizá tenga poco que ver con el otro), miel sobre hojuelas. Con el pack completo del que habla el señor Sagardoy, lo de vivir puede convertirse en una especie de éxtasis permanente y eso quizá no será tan bueno porque, probablemente, será pecado. Dice Él: “El buen humor, el estar alegres, es otra muleta que nos ayuda a ser felices. Hay que huir de la tristeza, que es algo distinto del dolor y el sufrimiento. Incluso la alegría hay quien consigue hacerla compatible con esos sinsabores. La risa y la sonrisa son algo que tenemos los humanos como rasgo diferencial de todos los animales (…) Hay que preguntarse a menudo a lo largo de la vida: pero ¿por qué estoy tan serio?… y sonreír. Hace mucho bien. Hay que reírse hasta de los propios defectos y aceptarnos como somos”. Por ejemplo yo, que en estos últimos días de diario me muestro como una especie de resentido conmigo mismo y con la vida por no llegar ni de lejos a algún tipo de plenitud de la que proponen estos señores (Rojas y Sagardoy), debería aceptarme con mi fracaso existencial y así, seguramente, aprendería a tener una estupenda memoria selectiva, conseguiría tener amigos y sabría reírme de vez en cuando de mi desmemoria, con los amigos que conseguiría y hasta conmigo mismo. Perfecto.
…En el «cuarto oscuro», en estos días, sólo hay carpetillas de negativos de treinta y cinco milímetros (varias decenas), y todas ellas contienen una sola película: la extinta Kodak High-SpeedInfrared 100 (prodigiosa película absolutamente idónea y perfecta para mis intereses expresivos). Lástima que no la haya utilizado más, durante muchos años la olvidé y ahora ya no existe. El copiado gira en torno a varias coordenadas: paisajes, ciudades, gentes (varios aspectos expresivos), la ciudad (la mía), otras «creaciones», y algunas cosas más. El papel de copiado: ILFORD MULTIGRADO FB. Los reveladores: Centabrom y Eukobrom, ambos combinados y por ese orden. El tamaño, pequeño, tan solo dieciocho por veintiocho centímetros. Durante la sesión escucho podcasts de contenidos literarios y música diversa. Por ejemplo, el nueve de Marzo, cuando realicé esta copia, oí greguerías de Gómez de la Serna; poemas de Pedro Atienza; aforismos de Jardiel Poncela y algunos fragmentos de Boris Vian. Por cierto, este autor me entusiasmó en los años ochenta. Por curiosidad me he acercado a la estantería a comprobar cuantas obras tengo de él y me he asombrado: nada menos que catorce (mi novela preferida siempre fue La espuma de los días, excelente título, aunque todos los suyos lo son, como por ejemplo: «que se mueran los feos»)…