"Y es evidente que el tiempo nos ha convertido en otra cosa". Ray Loriga
VIAJE A BILBAO Y BURGOS (13 al 17 Abril). Jueves. Salimos a las nueve y media de la mañana, sin prisas. Llegamos a Bilbao a las tres de la tarde. El viaje tenía dos objetivos principales: explorar una ciudad desconocida y visitar el Museo Guggenheim. La tarde la ocupamos en reconocer las zonas de interés turístico de la ciudad (por encima de cualquier otra circunstancia somos turistas y nada más). Las calles estaban bastante concurridas por gentes que paseaban tranquilamente y que parecían de allí mismo, de Bilbao. No se divisaban turistas, al menos aparentemente. En ese fin de semana se celebraba algo así como una fiesta que aludía a los valores vascos (esas gentes siempre están a vueltas con lo mismo). En la Plaza Nueva había un escenario en el que un grupo de baile danzaba con trajes folklóricos, algo así como los antiguos coros y danzas, y es que claro, los nacionalistas siempre se muestran igual de frikis, sea donde sea. Como era jueves santo también había una procesión, pero muy desorganizada. Procesionaban desganados, aunque algunos iban descalzos y todo, pero la gente no les hacía mucho caso. Nosotros tampoco. Los bares también se encontraban bastante concurridos. Entramos en algunos a tomar vino y pinchos, la joya gastronómica de ese país. Nos retiramos a descansar muy pronto. Esa tarde hice algunas fotos con mi vieja cámara pequeña, pero por un accidente de revelado nada de lo que hice con ella se ha salvado, así que la foto de hoy está realizada al día siguiente, viernes…
…Porque claro, ¿debe ser el arte y más concretamente el «contemporáneo», Bello? ¿Qué es la belleza en Arte? ¿Y en fotografía? ¿Pueden ser Bellas las fotografías y no solo testimoniales? Todas estas juiciosas y convenientes preguntas me confundían e inquietaban porque no tenía respuestas inteligentes para tamaña complejidad. No sé!!!…-me decía-…sospecho que la belleza no debe ser la piedra angular de nada importante por inaprensible e inconcreta. Hegel, según Azúa, decía que lo bello no es necesario por irrelevante: «Al arte moderno, dice refiriéndose al de su tiempo, no le interesa lo bello, sino lo significativo». A partir de esa lógica y obvia premisa, dada la imposibilidad de fijar los parámetros y medidas de la «Belleza», la «contemporaneidad» tendría que encontrarla desde ese aún más impreciso concepto: «Significativo». Pero, cómo se llega a esa cima sin caer en la evidencia o a lo sumo en la metáfora, o tal vez en un simbolismo simplista? Supongo que eludiendo obviedades y simplezas y abordando sencillas, sutiles e inteligentes finuras. También imagino que es en ese registro donde emerge y se manifiesta el talento. Por mi parte, no creía ni por lo más remoto poder llegar tan lejos y ni siquiera bastante más cerca…
Desde fuera, las figuras del interior parecía que flotaran ingrávidas, yo también empecé a sentir que levitaba un poquito…sobre todo cuando intenté seguir el hilo de la reflexión que proponía conceptualmente el folleto: «la mujer y su lugar en la vida moderna«. Sentí un vahído que no sé sí provocó que revoloteara un poco por el parque, porque a continuación mi mirada quedó fijada obsesivamente en el cielo (mañana lo demostraré) en un estado de estupefacción del que salí gracias a que empecé a fotografiar insistentemente el aire.
…Miraba insistentemente a la puerta porque sospechaba que en cualquier momento saldría alguien del interior. También temía que aparecieran guardas jurados, guardias civiles incluso, y me expulsaran de allí por suponer que era un intruso sospechoso. Cuando imagino este tipo de situaciones me siento incapaz de poder explicar a alguien las servidumbres de la «artisticidad» fotográfica. Siempre pienso que no conseguiría aclararlo y que lo estropearía aún más. Llevaba cerca de dos horas dando vueltas al edificio y por allí no se acercaban ni los pájaros. De pronto, observé que mis temores tomaban forma: por la carretera de acceso vi que se acercaba un coche. Me dije: -los vigilantes de la llanura han decidido que ya está bien de fotógrafos atormentados y sin inspiración-. El coche paró detrás del mío. Se bajó una pareja de mediana edad, achaparrada, cetrina y de aspecto vulgar. Muy feos. Se acercaron y el tipo, de abultada barriga por si fuera poco, me preguntó por la finalidad del edificio. Les expliqué lo poco que sabía y algo de lo que no sabía (esfuerzo que no apreciaron en absoluto, según me pareció). Después de mi solícita y didáctica respuesta, se encogieron de hombros, dieron media vuelta y se fueron. Ni me dieron las gracias ni se despidieron. Así son las cosas por aquí. Seguí a lo mío. Unas cuantas tomas más y empecé a sospechar que estaba repitiéndome desde hacia un buen rato. El desasosiego que soportaba desde que llegué, me impidió darme cuenta antes…(de los escépticos e indiferentes visitantes tampoco tengo foto; decididamente tengo que mejorar mi técnica de microviajes)