Luz, blancura reverberante, cegadora, hija del sol, y del AZAR…
Formas,
promontorios,
vacíos,
deslizamientos,
hijos del aíre
y del AZAR.
Luz,
blancura
reverberante,
cegadora,
hija del sol,
y del AZAR.
Pasos,
sin sentido,
indecisos,
perdidos,
hijos de los hombres
y del AZAR.
Gran Canaria. El escenario es conocido -que más da- en fotografía la clave no es esa. Diviso a lo lejos el lugar y no puedo acercarme, me impaciento; sé que tengo que fotografiar allí. Vuelvo al día siguiente con poco tiempo, sólo me concedieron noventa minutos. Quizá hubiera necesitado un día o más. Comienzo a subir y bajar, a soportar un calor húmedo asfixiante, pero da igual porque estoy en ese tiempo en el que siento que he pasado a otra dimensión: sólo existen mis sensaciones, mi cámara, la luz, el entorno, el ojo, el visor y el ansia irrefrenable y codiciosa de fotografiar, de apropiarme de lo que veo, de hacerlo mío para siempre. Es una sensación de rango superior. Percibo con absoluta precisión la cámara entre mis manos, el momento de pulsar el disparador y la probable respuesta de la película. Esos momentos son GOZOSOS. (Esta fotografía se podría titular Las pisadas de Zobel)
Arena,
precipitada,
ondulante,
moldeable,
hija de la tierra,
y del AZAR.