"Hay piedras que no ceden, piedras hechas de tiempo, tiempo/de piedra, siglos que son columnas". Octavio Paz
…Y siguiendo la pista de los callados signos de tiempos remotos, hacia la que siempre me siento fuertemente atraído, uno de los días buscamos obstinadamente un escenario que evocaba el mito más que la historia. Después de que nuestra torpeza nos hiciera deambular durante horas por carreteras que no nos llevaban a ninguna parte dimos con el enclave. No sé si el espíritu del mítico rey Decébalo y sus feroces guerreros dacios aún continuaba allí pero, ya que habíamos conseguido llegar desde tan lejos, había que fotografiar. Eso hicimos…
DIGRESIÓN SIETE (y III). Trilogía de Trajano, Santiago Posteguillo. Compuesto por: Los asesinos del Emperador (2011), Circo Máximo (2013), La legión perdida (2016). Ebbok, Editorial Planeta (2017).
En el tercer volumen, Posteguillo cuenta la campaña en Partia y cómo Trajano alcanza su mayor esplendor, tanto como hombre de estado como estratega militar. Sobre las legiones romanas recaía la sombra, la maldición, de la aplastante derrota que sufrió Craso frente a los partos ciento ochenta años antes (después, también Marco Antonio fue derrotado). Paralelamente, mezcla capítulos que dedica al remoto imperio chino, al indio y al huno, este último incrustado en la posible ruta de la seda y del comercio entre oriente y occidente. Trajano fue un soñador ambicioso, creía que, despejando de obstáculos una posible ruta comercial entre oriente y occidente, contribuiría al progreso de la humanidad de entonces, una especie de globalización anticipada en dos milenios. No le dio tiempo a conseguir su propósito, para el que estaba perfectamente dotado. Solo tuvo un fallo como hombre omnipotente, compasivo y honorable al mismo tiempo: no matar por propia mano o encargar la muerte de su sobrino y sucesor, Adriano. Era el modo en el que se dilucidaban y resolvían las luchas de poder en la época. Emocionante, también, la narración de las tribulaciones y lucha por la supervivencia por parte de la legión perdida. Con todo, además del acierto y fiabilidad del mosaico histórico que despliega, el principal valor de esta obra, me parece, radica en la sencilla prosa que la sostiene, tremendamente eficaz y en absoluto pretenciosa, sin una sola concesión a retóricas autocomplacientes. Por si fueran pocos los méritos indudables, es capaz de incorporar elementos sentimentales, emotivos, en una intriga sostenida (es una especie de thriller intenso, sin decaimientos en la acción y la aventura). Articulado en capítulos cortos, cuando acabas uno estás impaciente por comenzar el siguiente, o que retome la acción de una de las subtramas que aparcó dos o tres capítulos antes. La lectura de esta inmensa obra me recuerda a la emoción que sentía cuando leía siendo niño los tebeos de El Jabato o El Capitán Trueno. No, no es demérito, ni banalizo nada con la asociación porque es una cuestión de emociones y para estas da igual la edad. Solo me queda dar las gracias a Posteguillo por su gran obra que tanto placer adictivo me ha proporcionado en época de desconcierto y frustración.
DIGRESIÓN SIETE (II). Trilogía de Trajano, Santiago Posteguillo. Compuesto por: Los asesinos del Emperador (2011), Circo Máximo (2013), La legión perdida (2016). Ebbok, Editorial Planeta (2017) Además de la puntual y bien documentada cronología de los hechos históricos (esta afirmación es una sensación porque no poseo elementos de referencia), Posteguillo despliega una semblanza de figuras históricas de la época, así como personajes de ficción que utiliza sabiamente para completar posibles lagunas históricas de la vida cotidiana y social de la Roma de entonces. En ese ejercicio de ficción se muestra plenamente acertado porque consigue que los hechos y los personajes, así como la vida militar y política, resulten cercanos, entendibles, plenamente humanos, y no figuras lejanas y marmóreas. Es acertado y tremendamente conveniente para la respiración de la obra que algunos de los personajes enteramente de ficción se incrusten a lo largo ella (Marcio y Alana, por ejemplo, y algunos más) y doten de peso sentimental, emotivo y épico al recorrido histórico de toda la obra. También maneja con buen sentido y tempo narrativo las elipsis, especialmente el largo paréntesis cronológico del primer volumen, que inicia con el intento de asesinato para volver atrás y contar el periodo de poder de Domiciano. El segundo volumen, Circo Máximo, corresponde a la primera parte del mandato de Trajano, cuando alcanza la inmensa gloria con la victoria aplastante sobre los Dacios (vencedores de Domiciano), la conquista de todo su territorio y capital Sarmizegetusa (restos en la fotografía de hoy, enclave al que llegamos después de buscarlo toda una mañana por montañas, en Rumanía) y la muerte de su imponente y mítico rey Decébalo. Este tomo, además de la narración de la campaña de conquista y la titánica construcción del inmenso puente sobre el Danubio, contiene unas magníficas descripciones de las carreras de cuadrigas en el Circo Máximo, así como luchas de gladiadores en el Anfiteatro Flavio…
…Vagamos entre los restos y las gentes con las que habíamos coincidido esa tarde en aquel remoto lugar, todos fuertemente vigilados por fornidos y suspicaces uniformados (al menor indicio de inconveniencia, según ellos, caían sobre los inadvertidos turistas y nos reprendían agriamente). Notamos que tres o cuatro personas hacían cosas muy distintas de los demás: muy concentrados y descalzos daban vueltas al círculo de piedras que contenía grandes palos hincados en el suelo. Avanzaban lentamente, en actitud espiritualizada, como si flotaran transfigurados, para luego hincarse de rodillas y mirar al cielo (bueno de lo de mirar al cielo no me acuerdo bien, pero podría ser). Con las manos unidas y el alma pendiente de un hilo invisible permanecían unos minutos, luego se levantaban y seguían con las vueltas en estado de trance. No los fotografié porque me dieron un poco de miedo. Tampoco les pregunté a qué adoraban, por lo mismo. Así que me quedé con la impresión más evidente, que adoraban a los palos hincados en el suelo, contenidos en un círculo, supongo, y lo digo porque esa muy bien podría ser la clave, aunque ¡¡¡vete tú a saber!!!…