Cortes transversales de luz y sombra…
Esta fotografía, realizada cuando el futuro todavía estaba en juego, se publicó en un suplemento del diario ABC, en la sección «galería de fotógrafos españoles». En mi autopresentación decía cosas tan serias e impresionantes como «….deseo traspasar la objetividad intrínseca del proceso fotográfico, a través de la elección de una realidad evocadora de su otra realidad……» ¡menuda mierda pretenciosa!. Sin embargo, la fotografía me sigue gustando como si la hubiera hecho ayer.
El deseo de ser conocido es una experiencia intrínsecamente decepcionante, la razón es que nunca se es lo suficiente; salvo que seas Ratzinger y sólo hay uno: la plaza está ocupada. Creo que el objetivo de ser completamente desconocido es mucho más razonable y estimulante porque está al alcance de la mano (al menos de la mía). Ya lo he conseguido en mi ciudad, luego en el resto del mundo, que ni siquiera saben que existo, me será muy fácil. En caso de que alguien lo estropee porque me recuerde vagamente, puedo probar soluciones drásticas, como mutar y convertirme en japonés, por ejemplo.
No tengo explicación al hecho de que este motivo y parecidos fueran mis primeros temas fotográficos. Fue automático.
Era un barco modesto con el que cruzábamos el río para alejarnos de la ciudad. Una vez llegábamos a una cierta distancia, la suficiente para verla con una perspectiva liberadora, volvíamos y todo empezaba de nuevo.