"No se puede escribir sobre la forma, la forma sólo es algo que se practica”. Peter Handke

Dado que este diario tiene más de tres años y medio, lo que inevitablemente supone haber escrito y fotografiado bastante, sobre todo para alguien que no es escritor ni fotógrafo, me lleva a preguntarme si sería capaz de publicar un libro (aunque el diario, si lo pongo todo junto, un día encima de otro, ya lo sería, y de más de mil páginas). Sin dudarlo, me contesto que no, que un libro es otra cosa. La primera pregunta que tendría que resolver es si sería un libro de ficción o una especie de ensayo, o tal vez autobiográfico o sólo fotográfico. En fin, no sé. Seguramente será por eso por lo que no se lo cuento a un editor (además, qué editor, si no conozco a ninguno). Tendría que ser  un editor de libros quiméricos y de esos no hay, me temo.

Como nunca me rindo (es curioso, a lo mejor es verdad la frasecita «los derrotados que nunca han sido vencidos» que  nunca he entendido muy bien), también salgo al día siguiente con la cámara y un rollo de 36 fotogramas dispuesto. Dos horas de caminata subiendo y bajando por culpa de mi elección del itinerario. Estoy dispuesto a exponer todo el rollo a impulsos de lo que se me ocurra, que no parece vaya a ser gran cosa. Todo es fotografiable pero el asunto es el sentido (el propio, que es el único que me importa). He renunciado a las fotografías monumentales: hay demasiadas, más de las que se pueden digerir; prefiero el azar y contar mi pequeña historia. Voy despejando el camino y noto que me encuentro más cómodo e interesado descubriendo mis cosas (grandes y pequeñas). Lo demás son temas y más temas, tesis y más tesis, ideas y más ideas, conceptos y más conceptos, actualidad y más actualidad, formatos grandes y más grandes; mercado y más mercado. No conozco camino más corto para llegar a lo esencial que avanzar por territorios íntimos y susurrarse al oído lo que se descubra; también al otro, al oído del otro, de uno en uno.

17 de mayo. Martes. 11:30. Comida de celebración del «prodigioso hecho de estar vivo». Preparación de los entrantes o primer plato. INGREDIENTES: tres (necesitarían una ligera salsa que los entremezcle y les de la conveniente consistencia, textura, color y sabor, a gusto del consumidor):

«La identidad del hombre depende de la habilidad para crearse una narración creíble sobre el mundo que ilumine el sentido de la existencia y otorgue a su vida un papel digno y significativo dentro del conjunto».Javier Goma Lanzón

«…es tan mayor y tan sabio (Juan Marsé) que es capaz de contar su vida sin hablar en realidad de sí mismo, sino de todos».Rosa Montero

 «El arte es unas veces hacer y otras señalar con el dedo para que se descubra una imagen donde hasta ese momento a nadie le había parecido que la hubiera». Antonio Muñoz Molina

Veintinueve de Septiembre. Hoy por la mañana he salido con Charlie Brown. Esta vez al río, en bicicleta. Sí, me he comprado una pequeña bicicleta para que Charlie no contraiga complejos de perrito impedido o que piense que su dueño es una tortuga artrítica. El caso es que, a pesar de mi indudable e intrépida habilidad y potencia como ciclista, Charlie tiene que pararse de vez en cuando a esperarme. Así, hemos llegado a un puente sobre el río que fue construido para que pasaran trenes. Llevo más de cuarenta años yendo de vez en cuando a ese puente y nunca vi ni siquiera vías. Es un puente cesado, abandonado, salvo para paseantes sin finalidad o granjeros con ella, por lo que no tardará mucho en derrumbarse. A lo largo del mucho tiempo que lo he frecuentado he realizado fotografías sobre él y en las inmediaciones. Pues bien, hoy, a las ocho y media de la mañana, hemos llegado justamente al punto desde donde está tomada esta fotografía y allí había un joven con una cámara montada en un trípode dirigiéndola a la nada, como yo he hecho muchas veces en ese lugar. He pensado en parar mi desenfrenada bicicleta y entablar conversación con el chico que en ese momento encarnaba al fotógrafo que fui. No lo he hecho, quizá por timidez, quizá porque a mí me molesta mucho que me interrumpan si estoy «trabajando», o quizá porque no me habría soportado oyéndome decir al animoso fotógrafo (sí porque en ese maldito sitio no hay nada de nada que fotografiar) que yo había fotografiado mucho en ese sitio, y ese tonto discurso acompañado de un cierto tono de suficiencia por edad y supuesta «experiencia». Menos mal que me he contenido de hacer el imbécil. Aunque, no he estado tan glorioso porque luego me he arrepentido. El caso es que he pedaleado con ganas para alejarme de la tentación precedido de Charlie Brown porque a pesar de que corra y corra mucho con la bici, mi avispado perrito siempre me precede.