"La fotografía, al fin y al cabo, es sobre todo el arte de retratar fantasmas". Antonio Muñoz Molina
(domingo por la mañana.) Dejaban el coche en la explanada, se acercaban al borde del precipicio, frente al mar y al viento, miraban un rato y recorrían el límite de la tierra con el aire. Al rato se marchaban y llegaban otros que hacían lo mismo; así muchas veces y durante bastante tiempo, todo el que estuvimos allí. No parecía que ninguno de los que deambulábamos por Cabo Espichel tuviéramos algún propósito más allá de ir y venir, mirar un rato al mar, sentir el vértigo bajo los pies y el viento en el rostro.
Fotográficamente cada vez me interesa más desprenderme de la historia, de las influencias con nombre y apellidos, de las anónimas, de los vecinos, de los conocidos y hasta de los amigos. También de la estética imperante, de la memoria, de la cultura y no digamos de la política, de la realidad social y asocial. Entonces, el vacío? No, se trata de fotografiar lo que me dé la «gana» (. Convertir la cámara en diván freudiano es tan fácil! Sólo es preciso una condición importante: no pretender que miren lo que hago y mucho menos que lo vean.
(Entiéndase gana en su acepción pulsional: «estímulo para lo psíquico». Según Freud «es un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma…» o según Lacan: «la pulsión es acéfala». Pues eso, creo que se entiende, no?
…Las fotografías de ayer y anteayer, que naturalmente están realizadas en el fabuloso día de luz plomiza, en las inmediaciones de Lisboa, quizá algún día formen parte de la improbable exposición (virtual) para la que aún no tengo título (quizá: Un día de suerte). La de hoy, también está realizada en el enigmático cabo Espichel y positivada en la sesión del seis de Abril. El diario de este mes es un auténtico desastre, o quizá una prueba de la materialización del Caos del que hablaba el otro día. En el «cuarto oscuro», además de escuchar música a medias y concentrarme en los positivos (más o menos), frecuentemente me da por cuestionar la idea o valor del orden temático de muestras y libros fotográficos. Sospecho que puede ser una soberana tontería. No hay por qué agrupar las fotografías de Ríos y para mayor redundancia titularlas: Ríos. La última exposición que hice la titulé Ciudades y, oh sorpresa, eran fotografías urbanas. Original, ¿no? Ahora me parece de una desoladora simpleza…
Qué contiene el espacio entre dos personas; sólo aire ?