"Una ciudad una página que se recorre de mil maneras: escrutadora, lenta, sincopada, apresurada, distraída, sintética, analítica, dispersiva". Claudio Magris
Se confiesa fotógrafo y lo es porque sabe que fotografiar es la búsqueda de lo imposible; es intentar apropiarse de lo que no está, pero que se siente como una presencia ineludible. Él lo intenta, honestamente, con más intensidad que casi todos los que estamos en lo mismo, por eso él y su obra, que son una misma esencia, merecen todo mi respeto y admiración.
«La magia de la vida es el encuentro…
El encuentro nos mueve. Nos posiciona…Nos acerca…
El alma de la fotografía es el encuentro»
Alberto García-Alix
Nota: Cuando acabé de fotografiar, todavía bajo la impresión que me había causado la espléndida exposición, dudé entre tirar las cámaras a un contenedor, por inservible, o tomarme una cerveza para celebrar lo bien que lo había pasado. Obviamente opté por lo segundo.
No sé cómo voy a conseguir completar un año más de diario (en marzo comenzaré el décimo). A veces me siento algo aburrido de este asunto de cada día una foto y un texto, pero no debería, porque podría ser como sentirme cansado de levantarme por la mañana y eso sí que no, dado que me abocaría al desastre y para eso aún no estoy preparado. Por lo pronto, para mañana, no sé qué puedo contar ni qué foto poner…
…Y llovió, y lo hizo con ganas, incesantemente, durante día y medio. No paraba nunca. No había forma de fotografiar, salvo a cubierto en soportales y otros refugios improvisados (paraguas, chubasquero). El verano otoñal de Edimburgo no colaboraba con nuestros propósitos.
«El viaje es una realidad en indicativo, pero también en subjuntivo. Cada viaje, obviamente, tiene su medida, su ritmo, su paso y su respiración». Claudio Magris. En este viaje a Polonia, tan corto y feliz, tuvimos dos domingos: uno de los dos, el primero, en Breslavia. Llovió desde el mediodía hasta la noche sin apenas descanso, con resentimiento y ferocidad. Solo cedió unos minutos, a media tarde, y aproveché para hacer esta fotografía. Luego tuvimos que guarecernos atropelladamente y dedicarnos a ver caer agua a cantaros, impacientes y algo frustrados. Lo que aún no sabíamos del país es que llovía un día sí y otro no (cinco de diez). Fue un problema menor, desde luego…