Mi última casa…donde probablemente moriré…
DESCONEXIONES (de una Supuesta Realidad). Y mucho más. Sí, porque los que están en el tráfago de la realidad, al menos ellos, en su constante braceo por la supervivencia, parece que puedan cambiar algo en algún efímero momento desde sus anhelantes vivencias. Yo no, ni siquiera; me he apartado a mi recóndito espacio de ver pasar el tiempo detrás de los cristales. Y que nadie perturbe mi monacal retiro, donde ni siquiera declino las inflexiones de mis sensaciones y mis vacíos…
«Entiendo por escritor al hombre que nació para escribir, el hombre para el cual el ejercicio de la literatura es una forma de vivir, no menos importante que el ejercicio del amor, de la bondad y del odio». Juan Carlos Onetti
Qué hacer cuando uno no sabe para qué está aquí. Nada. En último caso intentar reconstruirse cada día con dignidad (tampoco sé muy bien en qué consiste tener dignidad o no). A veces pienso que habría sido estupendo tener una vocación unida a una prodigiosa inteligencia para ejercerla; por ejemplo Mozart, o Kubrick, o Kafka, o T.S. Eliot, o Nietzsche, o Goya, o Weston. Por mi parte, hoy, llevo todo el maldito día sin saber qué hacer. Voy de un lado a otro de mi estudio (en el que no estudio nada, pero busco mucho), atento a mi inconsistencia mental por si se me ocurriera algo, lo que sea. Pero no, nada, cada vez se me ocurren menos cosas. Al escritor de Onetti seguro que se le ocurrían historias que contar, por supuesto, porque era su estilo y su forma de vivir; pero mi problema es que me empeño en interpretar un papel para el que no nací. Y para qué nací, me pregunto…
Conté hace tres días el funesto accidente «informático» que me ha supuesto la pérdida de algunos textos para este diario. Uno de ellos, del que apenas recuerdo nada, trataba de una crítica literaria sobre una especie de dietario de Enrique Lynch, Nubarrones, que me había llamado la atención. Solo recuerdo que escribí a propósito del contenido y estilo que al parecer tiene la obra de este autor, al que no he leído nunca salvo en artículos de prensa. Moreno Claros escribe sobre Lynch y su obra y de paso trae oportunamente a colación una recomendación Canettiana: «De joven, Lynch tomó el consejo de Elias Canetti: escribir algo cada día. Con semejante disciplina se pulen las ideas y la prosa». Sí, eso es precisamente lo que me llamó la atención de esta reseña: la conexión con mi propósito de referenciarme diariamente con palabras e imágenes; aunque solo sean ejercicios domésticos sin importancia.
«No tengo las ideas claras, pero tengo un sofá». Fernando Aramburu. El domingo cuatro de Septiembre pasé tumbado en mi tresillo exactamente nueve horas sin hacer absolutamente nada de provecho: salvo una llamada telefónica y dormir. Lo demás fue deporte de competición en televisión (baloncesto, que no me apasiona, precisamente) y una comedia para olvidar (tampoco me apasionan las comedias, salvo que sean excelentes). Nada más. «El entretenimiento no genera pensamiento» (lo leí el otro día, pero no me acuerdo dónde ni quién lo dijo). Pues eso.
Exposiciones: las que hay se podrán seguir viendo, eso sí, con un diseño infinitamente más atractivo. Además, inauguramos nueva exposición!: Mi galería, con 69 fotografías, exactamente las que hay colgadas en mi casa, acompañadas de otras 8, descriptivas de los espacios donde se encuentran expuestas.
