"¿Ha tenido usted que vencerse a sí mismo para hacerlo? No. Ya lo tenía decidido". Peter Handke


HABITACIÓN DE RETRATAR XIII. P., es la chica de P. (diario de ayer). Es joven, extrovertida, graciosa y guapa, muy guapa. No suelo tener demasiadas dificultades para relacionarme con gente sensiblemente más joven que yo. Además, ellos parecen estar cómodos conmigo. La cuestión es sencilla, como todavía no ha llegado mi momento (o quizá haya pasado ya, sin enterarme), me adapto bastante bien a cualquier tiempo y eso me posibilita relacionarme con ellos como si fuera uno más (Naty también). No necesito esforzarme en absoluto, todo fluye espontáneamente; es más, suelo sentirme bastante relajado y ellos responden con naturalidad y excelente sintonía. De P. tengo este retrato y algunas tomas más bastante interesantes. Curiosamente, con ella, empleé la mitad de tiempo que con otros retratos, sin embargo todo fue muy bien y supe enseguida que no necesitaba emplearme más, porque lo que me interesaba lo tenía en los pocos rollos que realicé. Lo que no sé si saben los retratados es que formarán parte de mi memoria para siempre. Ellos quizá me olviden enseguida, yo a ellos nunca (a lo peor es por eso por lo que no es fácil que se presten al experimento fotográfico). No sé. Bueno, para terminar, afirmar enfáticamente que este retrato me gusta. Fin de esta serie de –La habitación de Retratar-

HABITACIÓN DE RETRATAR II. Se llama B., y vino a -La habitación-con D. (diario de ayer), un lejano día de Noviembre de hace dos años. Supongo que habrá olvidado la experiencia. Yo no, porque su retrato me ha costado bastante trabajo, sólo imputable a problemas técnicos que me surgieron con los negativos. Tengo un recuerdo muy afectuoso de ella porque se mostró como una mujer vital y animosa en el momento de posar. Además, si no recuerdo mal, fue muy divertida y contribuyó a que pasáramos una tarde estupenda. La pregunta es: un fotógrafo que pretenda retratar seriamente, debe conocer mínimamente a su retratado? debe fiarlo todo a la disposición del mismo, a su expresividad? o atenerse únicamente a la intuición propia para conseguir las máximas posibilidades del retratado? Como ayer me estoy yendo del asunto del retrato de B., claro que sólo la traté unas horas, y apenas recuerdo la textura de su carácter. Pero el retrato, finalmente y después de varios intentos fallidos con otras tomas, me gusta como ha quedado…Espero que a ella, si se presta a recogerlo, también. Ah, se me olvidaba, sobre las preguntas que me he hecho más arriba: no me contestaré, por ahora, aunque sospecho que todo vale, que todo ello viene bien…


A mí me gustan mucho más las mujeres que los hombres. Me siento infinitamente más cómodo cuando trato con mujeres que con hombres. Con ellas, salvo que me caigan mal por alguna razón concreta (o no), me siento encantado. Además, mis deseos sexuales se orientan exclusivamente hacia ellas, cuestión de mucho peso en mi personalidad porque el deseo (sexual), tiene mucha importancia en mi vida. S., por ejemplo, hacia la que no siento ningún deseo (porque me he enterado del asunto, y eso que no soy ningún lince), es una mujer hacia la que siento una especial simpatía. La razón: posee un cuidado lenguaje, observaciones inteligentes y agudas, extrema corrección, fino sentido del humor, conversación chispeante (que no burdamente graciosa) trufada de observaciones vitriólicas. A mí, una persona así sólo puede gustarme. También, como todos los demás retratos de este mes, es un personaje de fin de semana, hasta muy de noche. Algo menos de la mitad de los retratos de –la habitación– lo son, claro. Espero que lleguen a ser más los de la noche, porque a la hora de retratar recurro a las personas con las que trato de noche, porque de día no hablo con nadie, ni falta que me hace. Y, por si fuera poco, no tengo tiempo que perder. Bien, sigo con lo que estaba: a S. la fotografié antes de comenzar formalmente con el propósito de -la habitación-, pero que ya intuía como probabilidad deseable. La iniciativa y propuesta de retratar siempre es mía, menos en este caso, que fue ella quien me lo pidió. Me sentí honrado y muy interesado en hacerlo. Me temo, aunque ella no me lo ha dicho, es muy cuidadosa a la hora de mostrar contrariedades, que las fotografías que le hice no respondieron a lo que ella deseaba, pero es que mis fotografías, inevitablemente, me salen como mis fotografías. Es lo que tiene ser, así, como yo.
