Magníficos perfiles…
…También me interesan fotográficamente los hombres, pero de otro modo; su posible belleza no me emociona de la misma forma que la de las mujeres (debe ser por la poderosa atracción que siento por ellas, y no por ellos). En el momento de retratar creo emplearme con las mismas ganas sean hombres o mujeres. Quizá la única diferencia es que a las mujeres les dedico encantado el doble de tiempo. Apenas conozco a A., o mejor dicho, nos conocemos hace poco y quizá de forma un tanto superficial. No obstante, no fue óbice para que él se mostrara complacido por ser retratado. No sé exactamente qué esperaba él de mis fotografías; por mi parte procuré conseguir un retrato del que pudiera sentirme satisfecho (no es este). También él, por supuesto. Nada más…
…Ante los demás, que miran al objetivo de mi cámara, siento un cierto pudor; su vida está ahí, a mi alcance, contenida en su cuerpo, en su rostro, en sus manos, en sus ojos, en la determinación de su expresión, y también, a veces, en la vaciedad temerosa de su mirada. Cuando soy consciente de eso (no siempre lo soy), siento algo parecido a la impotencia culpable. No obstante seguiré. Es mi momento de hacer retratos. Si no es ahora, no será nunca. Si no llego por debilidad, abulia, desmotivación, escepticismo y otras abstinencias diversas, me pesará siempre porque me faltará algo muy importante. Para mí, que pruebo con casi todo, no hay nada tan emocionante como tener delante de mi vieja cámara grande a una persona. No habrá personajes célebres o famosos porque no conozco a nadie que lo sea y tampoco los buscaré. Me encantará encontrarme con aquellos que vengan a mi –habitación de retratar-, y compartir tiempo y espacio con la cámara como oficiante…
…Con mi decisión de apostar por una única fotografía me arriesgo a no dar con la imagen cierta, si es que esa fuera posible. Esta decisión tiene que ver con la asunción de la concepción clásica del retrato, tanto pictóricos, escultóricos, o como la de los primeros tiempos fotográficos. También con exigirme. Podría haber optado por la vía más habitual en los tiempos que corren, los llamados «books», y quizá así poder obtener una versión del retratado más variada y múltiple, aunque seguramente más superficial; pero, así me alejaría de mi propósito como retratista. Mi objetivo no es describir al fotografiado, sino interpretarlo a través de la propia interpretación que hace él de si mismo ante la cámara…
Esta fotografía es una de las previamente seleccionadas de la sesión con Sonia.