Llevaba la memoria en la maleta…a ninguna parte…
ÉRASE UN HOMBRE QUE HUYÓ PARA OLVIDAR. Y NO LO CONSIGUIÓ:
Constancio es un hombre cansado. Se acuesta cada noche tremendamente agotado porque dedica el día a recordar y recordar las ridículas actuaciones de su vida. ¡Y son tantas y tantas! A la mañana siguiente se siente descansado y vuelve a empezar de nuevo. Pensó: –quizá si cambio de sitio, podré liberarme de mi pesado pasado y así mi vida, vaciada ya de contenidos perniciosos, sólo mirará hacia el futuro-. Constancio, tan perseverante en todas sus cosas, guardó en su maleta lo que creyó necesitar y miró con determinación hacia delante…
…Constancio cogió la maleta con firmeza. Tuvo una sensación extraña: le resultaba más pesada de lo que esperaba a pesar de que había metido en ella apenas unas pocas cosas sin importancia. Su propósito era comenzar de nuevo en la levedad y dejar atrás lo pesado…
…Constancio dio un paso adelante y se dispuso a salir de la casa de los funestos recuerdos en la que había empezado a sentirse atrapado. La dichosa maleta pesaba. Constancio comenzó a sentir una creciente zozobra: -quizá sea imposible desprenderme del recuerdo de los hechos ridículos de mi vida; porque a pesar de que he puesto mucho cuidado al hacer la maleta, puede que se hayan introducido en ella sin darme cuenta y se han venido conmigo. Si es así, nunca podré desprenderme de ellos- pensó asustado…
…Constancio tuvo un ataque de pánico y salió de la casa casi corriendo pero constató desesperado que sí, que en su memoria permanecían las interminables ridiculeces de su vida. A pesar de ese triste fracaso decidió que no regresaría nunca, porque supondría añadir un hecho irrisorio más a su atribulada memoria. Al menos, lejos, podría consolarse con el empeño del vano intento.Pobre Constancio, tan constante y desafortunado.