“..Siento la curiosidad de los perros…" Antonio Gamoneda
LA VUELTA AL «CUARTO OSCURO» y VI:…En esta temporada de recogimiento en la tenue oscuridad, teñida de evanescentes reflejos rojizos, también me dedicaré a copiar otras fotografías. Así hasta que empiece a calentar el sol y la luz se haga presente durante más tiempo al día, que será el momento en el que me apetezca salir a buscar imágenes nuevas, con mi máquina de cazar (o pescar) fotos. Hasta que llegue el tiempo en el que florezcan los almendros, positivaré algunas secuencias, también fotos de lejanas ciudades, retratos y paisajes. Y, sobre todo, ocurrencias, cómo no. Ah, y también perros y perritos, que tanto me gustan. Al fin y al cabo, ser fotógrafo es parecido a lo que decía Jules Renard sobre los escritores, salvo que bastante más caro: «Por lo menos el oficio de escritor es el único en el que se puede, sin caer en el ridículo, no ganar dinero».
DIGRESIÓN DIEZ. Dogman. Italia (2018). Guion: Maurizio Braucci, Ugo Chiti, Matteo Garrone, Massimo Gaudioso. Director: Matteo Garrone. Fotografía: Nicolai Brüel. Música: Michele Braga. Intérpretes: Marcello Fonte, Edoardo Pesce, Nunzia Schiano, Adamo Dionisi, Francesco Acquaroli, Alida Baldari, Aniello Arena, Gianluca Gobbi. Marcello, un peluquero de perros, flaco, desvalido, en permanentemente pelea contra la tribulación crónica que padece. Para superar su encogimiento físico y anímico, y hacerse un hueco en el mundo que le rodea, mantiene una sempiterna y melancólica sonrisa con la que parece pedir perdón por el hecho de existir. Se aferra con fuerza y ternura a su hija, a sus perros (el suyo y a los que cuida), y a unos supuestos amigos, hombres de mediana edad, de rostros pétreos, curtidos en la escasez, que hormiguean en el escenario gris, triste, del barrio deprimido, sucio, donde sobreviven. Todos los personajes, incluidos los perros (de una expresividad demoledora), son tan perdedores como el propio Marcello. Todos esos elementos, dramática y desoladoramente perfectos, completan una puesta en escena asfixiante donde la naturaleza humana brilla en todo su miserable esplendor. Solo hay pequeños retazos luminosos, encarnados en la relación de Marcello con su hija, que hacen que la película respire y puedas verla sin perder el aliento; mantiene un tono descorazonador pleno de autenticidad y emoción. Excelente.