"Saber morir cuesta la vida". Antonio Porchia
pepe y las citas LXXXVII. MUERTOS I:
«Porque la muerte, lo que suprime no es a los seres cercanos y que son nuestra vida misma. Lo que la muerte se lleva para siempre es su recuerdo, la imagen que se va borrando, diluyendo, hasta perderse y es entonces cuando empezamos nosotros a morir también». Álvaro Mutis.
«Cuando haya dejado de existir, no habré existido nunca». Antonio Porchia
«Desaparecidos personajes de una obra
efímeros actores en la escena del tiempo». J.L. Panero
«Aún estoy vivo, pero cuando recibas esta carta ya me habrán fusilado. He intentado enloquecer pero no lo he conseguido. Renuncio a seguir viviendo con toda esta tristeza. He descubierto que el idioma que he soñado para inventar un mundo más amable es, en realidad, el lenguaje de los muertos. Acuérdate siempre de mí y procura ser feliz. Te quiere, tu hermano Juan». Alberto Méndez
«…desapareciendo de tal modo, en un instante, a traición, nuestras mujeres, nuestros padres, nuestros hijos. Casi nadie pudo despedirse de ellos. Durante algún tiempo los vimos todavía como una masa obscura al otro lado del andén, después no volvimos a ver nada». Primo Levi
pepe y las citas LXXXV. MUERTE I:
«…el día de la muerte nada importa haber tenido una vida buena o mala». Kjell Askildsen
«Claro que lloré por él, por mí, por la incomprensible finitud de la vida: no hemos sido hechos para la muerte». Antonio Lobo Antunes
«Nada he tenido más en la cabeza, desde siempre, que las imágenes de la muerte. Incluso la época más licenciosa de mi vida«. Michael de Montaigne
«Siéntate ya a contemplar la muerte». Antonio Gamoneda.
«Es hombre quien mata, es hombre quien comete o sufre injusticias; no es hombre quien, perdido todo recato, comparte la cama con un cadáver. Quien ha esperado que su vecino terminase de morir para quitarle un cuarto de pan, está, aunque sin culpa suya, mas lejos del hombre pensante que el más zafio pigmeo y el sádico más atroz». Primo Levi
pepe y las citas LXXXVIII. MUERTOS II:
Hay demasiadas cosas que un hombre no debería saber ni ver, y si las ve, es mejor para él que muera». Varlam Shalamov
…una tarde vi el entierro de un niño, con el ataúd abierto, y me quedé temblando un rato largo, angustiadísimo, hasta que me explicaron que no era yo. Antonio Lobo Antunes
…los muertos y los vivos nos mezclamos
detrás del polvoriento telón de la memoria». J.L. Panero
«Nadie muere con honor y dignidad. Eso sucede tan sólo en apariencia. Una muerte digna nunca ha existido; en nadie…». Gudbergur Bergsson
«Yo declaro bajo juramento por la presente que en los años 1941 a 1943, durante mi permanencia en el cargo de Comandante del campo de concentración de Auschwitz, dos millones de judíos fueron condenados a muerte por gaseamiento y medio millón más por otros medios». Rudolf Höss
pepe y las citas LXXXVI. MUERTE II:
«En la historia y en la vida, parece a veces discernirse una ley feroz que reza: «a quien tiene, le será dado; a quién no tiene, le será quitado». En el Lager, donde el hombre está solo y la lucha por la vida se reduce a su mecanismo primordial, esta ley inicua está abiertamente en vigor, es reconocida por todos… Aunque englobados y arrastrados sin descanso por la muchedumbre innumerable de sus semejantes, sufren y se arrastran en una opaca soledad íntima, y en soledad mueren o desaparecen, sin dejar rastros en la memoria de nadie…». Primo Levi
«Cada día veo en el espejo a la muerte en acción». Jean Cocteau
«Cuando era joven, pensaba que la muerte parecería cada vez menos aterradora conforme te ibas haciendo mayor, simplemente porque ya estabas cansado y porque tenía que ser así para poder soportarlo, pero no es verdad, es mentira». Kjell Askildsen
«La muerte, en su expresión más visible e inmediata, es disgregación de la forma». Octavio Paz
«El montón de cadáveres de enfrente de nuestra ventana se derrumbaba ya fuera de la franja. A pesar de las patatas, la debilidad de todos era extrema: en el campo ningún enfermo se curaba, por el contrario, muchos enfermaban de pulmonía y de diarrea: los que no habían estado en condiciones de moverse o no habían tenido energía para hacerlo yacían entumecidos en las literas, rígidos de frío, nadie se daba cuenta de cuando se morían». Primo Levi