"La forma es la esencia llevada a la superficie". Víctor Hugo
Prueba de mi argumento de ayer, la cita: «La forma es la esencia llevada a la superficie». Víctor Hugo. Está claro, no? Pues eso. Pero no iba a utilizar novecientas sesenta y tres citas, y no porque no las tenga (muchas más, cuidadosamente coleccionadas a lo largo del tiempo), no, no es por eso, sino porque a mí también me gusta ponerme estupendo pariendo frases, o es abortando? No lo sé exactamente, a veces me lio mucho con los valores, con lo positivo y lo negativo y no sé a qué carta quedarme…
LAS COSAS COTIDIANAS. El cuarto oscuro XV. Esta fotografía, junto con otras similares que componen una serie, no sé si terminaran siendo un cuadríptico, un mosaico, o ninguna de las dos cosas. En cuanto al copiado, me han ocasionado incontables problemas en el momento de establecer el tono general adecuado, dado que resultaba endiabladamente difícil unificar densidades tonales, aunque pueda parecer inaudito. A priori, no imaginé que pudiera darse este problema. La toma la realicé en condiciones de luz exactamente iguales, misma película y mismo revelado de negativo. Apariencia de la densidad de los negativos, la misma. Pues bien, pensé que el copiado sería fácil: establecer filtro, tiempo de exposición en ampliadora y revelado y rápida producción en serie. Nada más lejos de lo que sucedió. Para empezar, los altos tonos era casi imposible obtenerlos sin que alguna de las zonas desapareciera; decidí bajar la gama a una tonalidad de gris más saturada que me permitiera mayor margen de actuación, en aras de conseguir una cierta uniformidad, matizada con textura, claro. Hasta ese momento había malogrado bastante papel y había renunciado a copiar la serie después de más de un intento. La claudicación no me dejaba tranquilo y probé en diferentes días y, oh, por fin, al final de una de las sesiones, los dioses se apiadaron y conseguí una copia aceptable. Me dije, mañana repito la fórmula con las demás. La primera sorpresa fue que, a pesar de que los negativos eran aparentemente iguales, los tiempos de exposición, inexplicablemente, diferían, alejándose unos de otros en intervalos de varios segundos. Claro, eso me puso muy nervioso, y me remitió al dilema habitual que coloca mi voluntad sobre el filo de una inestable y delgadísima superficie con el abismo debajo. O, dicho de otro modo, formularme la recurrente y cansina pregunta: ¿para qué coño te tomas tantísimas molestias, tío? Y como siempre, no me contesté y seguí con lo mismo. Quizá así se conforma un espíritu épico aunque inútil…
Datos de copiado de la fotografía de hoy:
Formato negativo: 120 mm. Acros 100 (50)
Ampliadora: Beseler 23 CII (objetivo, Componon 100 mm)
Papel: Ilford Multigrado (Baritado) Brillante
Tamaño: 28*35 cm
Grado de filtro: 3
Tiempo de exposición: 12”
Revelador: Centabrom y Eukobrom
Fijador: Tetenal o Ilford (dos baños)
Eliminador de Hipo: fórmula propia
Virador: Selenio (Kodak o Ilford)
Secado y planchado
Copias realizadas: 2
Destino: a una caja de uno de mis armarios archivador de copias.
Tiempo de guardado: inespecífico (seguramente hasta mi muerte, momento en el que terminará en un contenedor de basura urbano)
ESTO NO ES UNA DIGRESIÓN. Anoche vi la película -No sé decir adiós- de Lino Escalera. Me ha costado dos meses animarme a verla, porque siento pánico ante el hecho de ver morir a alguien lentamente, como muy probablemente me pasará a mí: agonizar penosamente con un cáncer irreversible. Temía que Juan Diego representara estupendamente el papel de enfermo terminal, dado el gran actor que es, y sí, se muere con un verismo escalofriante. Por lo demás, la película no me gustó especialmente, a pesar de que a la crítica en general le ha encantado. Por cierto, se muere demasiada gente en la sesentena, y siento mucho miedo porque estoy a punto de situarme en el centro mismo de esa fatídica edad (justamente en el momento que murió mi madre). Mejor lo dejo ya porque parece que voy a ponerme imposible…