Durante unos días deambulamos por la isla más sugestiva del país. Recordaba destierros de otros tiempos y resonaban culpas de proyectos fracasados. Sus pequeños desiertos nos hacían sentir que flotábamos sobre un fragmento desgajado, marino y acogedor, en una deriva sin rumbo ni propósito…
15 ENERO 2005
© 2001 pepe fuentes