Saturno dio a Jano una rara prudencia, que le presentaba a sus ojos lo venidero, lo que se cree, representado por dos rostros opuestos. Probablemente, el auténtico individuo esté conformado, no por su apariencia, sino por sus dualidades secretas y la presión de las corrientes subterráneas.
«Una parte de mí está en paz y la otra en guerra. Y siento que ambas tienen razón«.
Rafael Argullol