Aquí nos instalamos mi mujer y yo cuando nos casamos. La casa era nueva, la hicieron los dueños de la propiedad para nosotros. Estaba en lo alto de un cerro bajo, rodeada de piedras y maleza. Enseguida se cayó una parte. Era una casa pobre de piedras mal juntadas, con techos de cañizo por donde se colaba el sol y el agua (una vez, también una culebra que cayó sobre la cama con un ruido sordo). No había agua y teníamos que ir a buscarla con una borrica a un pozo que se encontraba a dos kilómetros. Tampoco había luz, guisábamos en la lumbre y nos alumbrábamos con un farol de aceite, nos acostábamos apenas anochecía y el único entretenimiento consistía en escuchar una radio a pilas. Teníamos una borrica fuerte que guardábamos en la cuadra, al fondo del pasillo. También una perra pequeña y lista que se llamaba Cuca.
7 SEPTIEMBRE 2005
© 1979 pepe fuentes