L. Mantengo un entrañable y cariñoso recuerdo de mi amigo L. A pesar de que aparentemente teníamos afinidades, probablemente fueran menos de las que podrían parecer. Recorrimos muchos bares, a lo largo de muchos años, días y horas, muchas horas, los dos, hablando y hablando porque nuestros silencios nos pesaban. Nos gustaba estar juntos y sabíamos perfectamente lo que obteníamos mutuamente en nuestras interminables horas de café y copas. Nos complementábamos. Hace dos años que no nos vemos y algunos más que no nos tratamos. Con toda probabilidad no volveremos a hacerlo, aunque sí nos veremos alguna vez. También me gustaría mucho que le vaya muy bien en su vida.
15 NOVIEMBRE 2005
© 1986 pepe fuentes