MIS AMIGOS: epílogo. Me encontraba a gusto con M y L. Uno representaba la compañía silenciosa y pragmática y el otro la retórica idealista. Probablemente en mis dos amigos se encarnaba la dicotomía nietzscheana de lo epicúreo y dionisiaco trasladada al escenario pandillero. El silencio y la palabra, ambos necesarios para mí. Fue una buena época, quizá algo estéril pero me sentía bien en el centro de mis dos amigos.
16 NOVIEMBRE 2005
© 1986 pepe fuentes