Existe una ciudad que, una vez al año, se convierte en escenario de representación religiosa de gran trascendencia y recogimiento (según dicen). Los actores, por la intensidad con la que parece que viven su experiencia, muy probablemente, enfrenten el año nuevo muy serios y llenos de inmensos propósitos que les acerquen, aún más si cabe, a la vida eterna. Sin embargo, en este sitio no somos nada sensibles a estos tremendismos espirituales, por lo que os deseamos un año alejados de estas experiencias tan desgarradoras; a no ser que os hagan cosquillas. Conjuramos a los dioses para que, a los que nos acompañáis con vuestras visitas a esta web, el año 2006 os sea propicio, muy propicio, y ya sabéis nuestra máxima: «lo que más feliz te haga».
1 ENERO 2006
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