21 horas. La habitación está en penumbra y hay una puerta metálica abierta; suena el teléfono y Naty va a cogerlo, no ve la puerta abierta y choca violentamente con ella, con el maldito filo de la puerta abierta. Dolor, sangre, urgencias….el médico de turno me mira insistentemente, supuse que intentando averiguar si reúno el perfil de posible «maltratador». Percibí su mirada inquisitiva y no sabía muy bien como alejar mi sospecha sobre su sospecha. Naty, que también se dio cuenta de la suspicacia del galeno, puso especial interés en explicar la causa de su herida, a pesar de lo cual seguí sintiendo su mirada y mi sospecha. Cuando salimos de la consulta respiramos aliviados. Unos días después hice esta fotografía.
18 ENERO 2006
© 2003 pepe fuentes