Évora, ciudad para caminar despacio y mirar con atención. Eso es precisamente lo que hacíamos cuando nos tropezamos con este monumento a la muerte (imagino). Era sorprendente una representación tan realista de una sepultura por dentro, con sarcófago y muerto incluido, en plena calle de la ciudad, ofrecida por el artista y el Ayuntamiento para que sus habitantes y visitantes no pierdan la perspectiva de la finitud de la vida: Memento homoquia pulvis es, et in pulverem reverteris. Me adherí inmediatamente a ese gesto fotografiando la obra. También puede que el propósito fuera una mera desdramatización, que también me sirve.
30 MAYO 2006
© 2000 pepe fuentes