Fotográficamente cada vez me interesa más desprenderme de la historia, de las influencias con nombre y apellidos, de las anónimas, de los vecinos, de los conocidos y hasta de los amigos. También de la estética imperante, de la memoria, de la cultura y no digamos de la política, de la realidad social y asocial. Entonces, el vacío? No, se trata de fotografiar lo que me dé la «gana» (. Convertir la cámara en diván freudiano es tan fácil! Sólo es preciso una condición importante: no pretender que miren lo que hago y mucho menos que lo vean.
(Entiéndase gana en su acepción pulsional: «estímulo para lo psíquico». Según Freud «es un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma…» o según Lacan: «la pulsión es acéfala». Pues eso, creo que se entiende, no?