El merodeador «merodeado»: el merodeador era yo. Fotografiar supone acechar con aviesa intención. A veces me siento sospechoso y hasta culpable (debe ser porque me apropio del aire, de la luz, del espacio y me lo llevo guardado en la cámara para luego disfrutar solitaria y avariciosamente en silencio). Era una tarde de viento y nubes en la costa de Bélgica, cargado con trípode y cámara, probando encuadres y fotografiando de vez en cuando, acosado por el viento y por el individuo que se puede ver a lo lejos (también merodeador, aunque sin cámara). A una prudencial distancia, me seguía y observaba desde hacia bastante tiempo. Estuvo parado en esa posición, vigilando, durante los quince minutos aproximadamente, que estuve fotografiando en ese lugar.
14 JULIO 2006
© 2005 pepe fuentes