El altavoz sigue hablando sobre el papa, el que vive en Roma, aunque tal vez se refiere al que se murió, pero no estoy seguro porque no hago ni caso a la monserga que está soltando. Este representante del «asunto» que
se celebra tampoco dio ningún «viva» a la eucaristía, pasó frente a mí en el momento que gritaban y él no gritó. Debe ser porque ellos, al formar parte del evento como protagonistas, están exentos, y el gregarismo vociferante lo reservan para los espectadores: «para que hagan algo».
21 SEPTIEMBRE 2006
© 2006 pepe fuentes