Fuimos de un lado a otro de la península transversalmente: del atlántico al mediterráneo. No buscábamos nada y sobre todo evitábamos todo lo que nos parecía feo e insustancial, como siempre. Ya no es momento de naderías y sí de aspirar a la intensidad de vivencias en torno a la belleza y el placer. Al menos juntos todavía podemos hacer viajes al revés en los que nadie nos espera en cada uno de los puntos de llegada; ni falta que nos hace.
1 OCTUBRE 2006
© 2003 pepe fuentes