Hierbas secas, piedras y maleza me arañan los pies. Pienso: cuando vuelva a mi estudio escribiré (esto mismo que leemos), también: ¿para qué escribir?, ¿por qué ese empeño en dejar huellas? (menos mal que la mayor parte de lo que se me ocurre cuando camino, se me olvida al volver). Ahora a nadie importa todo este asunto de mi escritura y mis fotografías (casi a mí tampoco), pero podría ser una faena para los hijos de mi hijo; puede que les dé por averiguar qué pensaba o hacía su abuelo y parece que voy camino de dejarles un trabajo ingente que seguro no se merecerán. Mis abuelos no hicieron nada en este sentido, que yo sepa, es más, uno ni siquiera sabía escribir, lo que me ha permitido no tener que asumir tareas añadidas.
3 OCTUBRE 2006
© 2006 pepe fuentes