DIEZ REFLEXIONES EXISTENCIALES DE UN HOMBRE INVISIBLE III.
Me gustaría tener algo que contar, pero no, hoy no tengo nada que decir. En estos casos lo mejor es permanecer en silencio. Me he creado una estúpida dependencia, o mejor dicho, obligación, con este diario. Claro que, por otra parte, está bien porque al menos durante el tiempo que tardo en concebirlo no hay lugar para las coartadas. Hoy, ya que no soy capaz de articular alguna frase con la que me sienta cómodo y como tampoco me apetece salir de mi atalaya a buscar algún síntoma de que sigo existiendo, dejaré que hable Franz Kafka, al que me he encontrado sobre mi mesa con algo que decir « No es necesario que salgas de casa. Quédate a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, sólo espera. Ni siquiera esperes, quédate en absoluto silencio y soledad. El mundo se te ofrecerá para que lo desenmascares, no puede evitarlo; arrobado, se retorcerá ante ti. »