Naty y yo, acostumbrados a los paisajes pequeños y angostos, habíamos pasado unos días en una ciudad demasiado grande para nosotros (Chicago) y ahora nos encontrábamos en ésta, también grande, donde el sol, aunque algo más tarde, siempre termina irrumpiendo y deslumbrando después de la niebla. Sobre un paseo-palafito estrecho, construido sobre la bahía de San Francisco, Gabriel y Jackie miran el Bay Bridge, yo les miro a ellos. Los fotografío de espaldas porque la fuerte luz de Julio se comporta inmisericorde, llenando la cara de muecas innecesarias.
27 NOVIEMBRE 2006
© 2006 pepe fuentes