Hoy, Gabriel, mi hijo, cumple treinta y un años. Aprovecho este medio para enviarle un fuerte abrazo. Hoy, este diario, cumple el día MIL, y a mí también me gustaría un abrazo porque, como dice Lobo Antunes «Hay ocasiones en que un hombre siente que ha dejado de vivir tantas cosas que aceptaría un abrazo ». Vuelvo a San Francisco y al momento de la fotografía de ayer: Gabriel y Jackie de espaldas. Después, les rodee con cuidado, evitando que el sol no se introdujera en sus ojos o en el objetivo, e hice esta otra. En este instante y en otros muchos de aquellos días sentí una íntima alegría; estaba con las personas más queridas para mí y sabía que era un viaje para recordar siempre.
Éramos felices. Como
si la vida quisiera compensarnos
de algo, como si quisiera
dejar en nuestros ojos
una imperecedera imagen de equilibrio
de amor, donde acogernos.
José María Álvarez