Partimos de vuelta de Nápoles a Barcelona. Paramos un rato en Cerdeña. Allí nada de nada. Bodas que, aparentemente, alegraban el ambiente. A mi no, a mi me dejaban indiferente; es más, me molestaban un poco. Parejas jóvenes invitadas (supongo) que se habían vestido de gala (con pretensiones pero sin elegancia) para la ocasión y que, probablemente, o se habían casado hacía poco o lo harían en breve. Algunas chicas eran atractivas, como por ejemplo ésta, que camina con su novio (supongo). No me atreví a fotografiarla de frente por timidez, y porque el acompañante (o novio) era bastante más alto que yo y esa circunstancia me intimidaba. La fotografié de espaldas. Algo es algo, me dije.
12 DICIEMBRE 2006
© 2006 pepe fuentes